«Jeffrey», el otro lado de los techos rotos
SANTO DOMINGO.- Al ver “Jeffrey”, el nuevo trabajo de Yanillys Pérez, me ha asaltado una duda conceptual frente a lo que vi y aprecié, pues esta producción audiovisual camina por una delgada línea entre el documental y la ficción que no ayuda a comprender las reales intenciones de su realizadora.
La historia en cuestión es la de un niño dominicano que limpia parabrisas y que sueña con ser cantante de reggaetón. Pero su misma condición económica y la de su familia, impiden alcanzar este anhelo.
Tomando la misma realidad social descrita en sus anteriores trabajos de cortometrajes como “Del otro lado” (2011) y “Techos rotos” (2011), Yanillys intenta provocar un sentido argumental con el periplo de este niño y su visión de ser cantante.
Para esto establece distintos escenarios y distintas relaciones. La relación de Jeffrey con su madre, con su hermano, con su padre, casi ausente en su vida, y la relación con sus amigos de juegos.
Los distintos espacios van cobrando relevancia en la medida que este personaje se interna en los mismos y trata de hacer lo que la misma realizadora provoca. Y es aquí donde falla este texto audiovisual, en la sinceridad de su relato.
Si bien posee la historia humana y social de un niño que quiere alcanzar una meta en su vida, aunque no por los estudios, sino por la vía de ser un cantante iletrado, el abordaje de esta realidad es donde carece de un establecimiento real dentro del género donde la misma realizadora lo ha enmarcado que es el documental, aunque otros pueden argumentar que se trata de una ficción con elementos de documental.
Considero que no puede asumir un género que, si se analiza su estructura básica, no cumple con los requerimientos primordiales. Su misma indecisión hace que muchas de las situaciones, aunque viéndola desde la óptica de la ficción, carecen de sustento estructural. Por ejemplo, forzar la presencia de este niño en los programas de televisión sin justificación alguna.
“Jeffrey” no se aclara en este sentido puesto que la apreciación que provoca es estar frente a un documental con cargas falseadas (más no falsas), de la historia de un niño cuyos diálogos internos, los cuales se reflejan en voz en off, no se corresponden con su nivel mental.
De esta manera la realizadora mete su voz sin ningún tipo de rubor por lo que ella considera facilita las cuestiones filosóficas y existenciales de su protagonista.
No deseo cargarla de pecados ni de juicios mal intencionados, lo que me interesa es que los nuevos realizadores sepan la responsabilidad que se tiene cuando se aborda un tema y un género dentro de la realidad fílmica dominicana.
Otros han sabido determinar sus convicciones reales dentro de su compromiso social al abordar temas diversos en títulos como “Blanco” (Melvin Durán, 2014), “Tu y yo” (Natalia Cabral y Oriol Estrada, 2014), “Nana” (Tatiana Geara, 2016) “Camino a Higüey” (Abi Alberto, 2016) y “Caribbean Fantasy” (Johanne Gómez, 2016).
Es por esto que hay que saber abordarlo con una correcta convicción de lo que se va a retratar y relatar, sin hacer aprovechamiento intencionado de la pobreza y de aquellos que la padecen.
Félix Manuel Lora/CINEMA DOMINICANO
Visitas: 0
No Comment