Cine dominicano 2013: entre accidentes narrativos y otras especulaciones
SANTO DOMINGO.- No hay dudas que el cine dominicano está avanzando tanto en cantidad de propuestas fílmicas como argumentales. Y se puede decir que el 2013 marcó un record en cuanto a la cantidad de producciones llegando a la cifra de 14 películas que se manejaron dentro del drama histórico, la comedia y la ciencia-ficción.
No obstante, esto no significó que todas fueran exitosas en materia de su taquilla, puesto que de todas las producciones cinematográficas, según datos obtenidos, solamente ¿Quién manda?, Profe por accidente, El teniente amado, Mi angelito favorito y Sanky Panky 2 superaron las 150,000 entradas.
Recordemos que ya el cine dominicano no es novedad para las audiencias locales como hace años atrás. Ahora los embotellamientos en la cartelera obligan a ser más cautelosos al momento de elegir una película que pueda satisfacer el gusto y las expectativas del público criollo.
Las mismas caras y las mismas situaciones hacen que el efecto de atracción se reduzca por lo poco novedoso que resulta para atraer cada vez a más público.
Otro dato es que en el 2012 las carteleras dominicanas presentaron 9 producciones dominicanas, llevando 1 millón 200 mil personas como cifra total en todas las películas locales. En cambio, en el 2013, con 14 producciones dominicanas, sólo se alcanzó a llevar 1 millón 400 mil personas. Apenas se superó en 200 mil espectadores con casi el doble de películas, que por lógica debió de ser mayor a esta cifra.
Esto nos puede llevar a pensar que ya será difícil alcanzar las cifras record de espectadores de años anteriores que fácilmente superaban los 350 mil espectadores, puesto que los estrenos eran más espaciados y las producciones dominicanas sobrevivían hasta por cinco meses en cartelera.
El año 2013 fue iniciado con una materia pendiente del realizador y actor Roberto Ángel Salcedo quien propuso su comedia Profe por accidente, un filme lleno de baches y absurdos, pero que, independientemente de esto, captó la atención del público dominicano.
Saltando de la comedia al cine musical, A ritmo de Fe se convirtió en la segunda producción cinematográfica dominicana de este año que intentó enfocar el drama a través de un interesante lienzo musical y aderezado con una fuerte carga de baile urbano. Dirigida por José Gómez y escrita por Eudys Cordero, este filme nos habló de la superación personal y la importancia de alcanzar los sueños en la vida. Pero que algunos factores en su mercadeo impidieron tener un adecuado impacto en los espectadores.
Por el otro lado, para el mes de mayo se tuvo la segunda película de Bladimir Abud titulada Los Super, una película que ofreció una especie de parodia de superhéroes cuando mostró a ciudadanos comunes convertirse en una especie de paladines de la justicia para enfrentar a la criminalidad abundante en las calles de Santo Domingo. El experimento paródico no alcanzó los niveles de audiencias adecuados, aunque le rindió experiencias dentro del campo a su realizador.
Otra de las comedias que se reveló en las salas dominicanas fue el ensayo que hizo el realizador José María Cabral quien se montó en una máquina del tiempo para contar la historia de Arrobá, un filme que se aventuró a viajar al pasado para resolver unos problemas de tres individuos y un robo de banco. Pero la poca explicación que tuvo esta comedia nos dejó en un pasado bastante incierto.
El tono histórico lo aportó el filme El Teniente Amado, una producción que intentó explicar la valentía del Teniente Amado García cuando decidió ser parte del complot para derrocar al tirano Trujillo. Escrita por el periodista Huchi Lora y dirigida por Félix Limardo, este filme quiso recrear la época opresiva y contar una ficción que atrapara al público. Pero su deseo se quedó pendiente de un hilo tratando de justificar varios baches narrativos de su relato.
Pero el punto más álgido que tuvo la comedia en el 2013 fue con la presentación de ¿Quién Manda?, de Ronni Castillo. Un buen ejemplo de que se puede resolver una historia romántica sin complicaciones y con un agradable motivo para hacernos reír. Protagonizada por Frank Perozo y Nashla Bogaert, esta historia marcó un nuevo estilo fresco de hacer comedias en el país y, por demás, que hiciera pasar un rato bastante agradable a la audiencia dominicana.
Mientras tanto, Alfonso Rodríguez volvió a su terreno habitual para ofrecer su comedia Mi angelito favorito. Historia de un ángel caído del cielo que intenta resolver los problemas cotidianos de un barrio de Santo Domingo. Aunque lo que cayó del cielo fue una rutinaria presentación de personajes sin razón y con un ángel que nunca entendió la misión para la cual fue reclutada.
Cabe destacar que octubre se convirtió en el mes de mayores estrenos cinematográficos locales, llegando a la cifra de cuatro películas, dándole paso primero a la comedia del actor Manny Pérez quien se vistió de pelotero en la película Ponchao para contar la historia de un joven que quiere alcanzar su sueño de convertirse en un pitcher de las Grandes Ligas. Pero varios elementos dispares destruyeron toda posibilidad de lograr una comedia aceptable y equilibrada.
En cambio, y posiblemente una de las buenas opciones que se disfrutó en el 2013, fue la producción La Montaña, dirigida por Tabaré Blanchard e Iván Herrera. Una especie de documental que sacó buen partido para contar la importante proeza alcanzada por un grupo de dominicanos al conquistar la cima del monte Everest. El filme narra visualmente todo el periplo hasta llegar a la meta final donde lo poético se mezcló con las vivencias alcanzadas por estos expedicionarios. Un trabajo visual excepcional que quedará como una de las realizaciones más destacadas de este año.
Después de siete años de su primera parte el público dominicano pudo divertirse con las ocurrencias de Genaro en la segunda parte de Sanky Panky 2: objetivo Italia, una nueva aventura donde José Enrique Pintor dirigió nuevamente para continuar la vida de este peculiar personaje quien intentó divertir al público dominicano a pesar de las debilidades de su historia playera.
En otro sentido, el actor Juan Fernández asumió el guión y la dirección de su filme El Gallo, la historia de un dominicano que ha sido deportado hacia República Dominicana tras cumplir condena en los Estados Unidos por un supuesto crimen. Envuelto dentro de un discurso sobre la marginalidad de las prostitutas y los transexuales, Juan logra recrear un cuadro social visceral y realista que hace un justo aporte a la cinematografía dominicana. Aunque sus fallos en su factura técnica impidieron una real apreciación de la obra, reconocemos su intención discursiva y su arriesgada propuesta.
Pero quizás uno de los filmes más esperados del 2013 fue el debut en el largometraje de ficción del realizador Juan Basanta con su filme Biodegradable, una proyección futurista cuya magnífica dirección artística nos transportó a un Santo Domingo dominado por las grandes corporaciones energéticas. Juan alcanzó unos niveles excepcionales en su factura técnica, aunque algunos fallos en su estructura narrativa no lograron colocarla dentro del sentido de apreciación general del público dominicano.
Otro debutante que quiso dejar su huella en el año con uno de los filmes que critica, sin tapujos, a la sociedad dominicana, fue Alan Nadal Piantini con Noche de Circo. Un desarticulado intento de denunciar los males sociales a través de un variopinto listado de personajes, donde cada uno lleva su rabia hasta límites insospechados, pero lamentablemente todo se queda en una moraleja de espanto y de mucha lástima.
Y para finalizar, el cierre del 2013 le tocó a la realizadora Leticia Tonos con su película Cristo Rey, un relato urbano que toca dos realidades distintas que conviven dentro de un mundo de corrupción, pero donde el amor puede vencerlo todo. Un discurso con tufo de conciliación social dominico-haitiana que no equilibra mucho la balanza.
Lo que vendrá en el 2014 con las posiblemente 18 producciones dominicanas que están pautadas para su estreno, será seguir por estos mismos pasos de estas anteriores propuestas donde cada realizador propondrá su visión de lo que puede alcanzar nuestro cine nacional.
Félix Manuel Lora/CINEMA DOMINICANO
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