Top Gun: Maverick (crítica)
SANTO DOMINGO.- Una película con Tom Cruise es una película de Tom Cruise. Así lo ha hecho saber desde que empezó a perfilarse como una gran estrella de Hollywood.
Quizás hoy es la única súper estrella hollywoodense que aspira a seguir combatiendo dentro de una industria que está cambiando sus patones de producción y exhibición. Él forma parte de esa estirpe sagrada que siempre pensará en satisfacer esa curiosidad del público hacia el espectáculo fílmico dentro de los patrones que han hecho al cine norteamericano indispensable dentro la cultura popular.
En 1986, con apenas 24 años, Cruise protagonizó una suerte de historia de unos jóvenes cadetes de la Marina de los Estados Unidos que son enrolados a una escuela de élite para pilotos con el fin de sacar una promoción de expertos en técnicas de combate.
Allí se coció un personaje indefectible para su carrera, el capitán Pete “Maverick” Mitchell, protagonista de un evento de adrenalina fílmica titulada “Top Gun”, un filme de vuelo alto que pretendió siempre elevar la categoría de la estrella y de ofrecer una historia de apología a la Fuerza Aérea norteamericana.
Treinta y seis años después de esta historia, Cruise vuelve con el cumplimiento de ofrecer un relato que mire hacia la nostalgia, pero también hacia un cine de fórmula precisa, quizás simple, pero con el respeto a la vieja manera de golpear la emoción de los espectadores.
Con la ayuda en el guion de Christopher McQuarrie (guionista de las últimas de Misión Imposible) el director Joseph Kosinski (Oblivion, 2013) consigue remitir su discurso a lo más básico, a lo primario, mezclando su potencia hacia el disfrute fílmico, con las notas de nostalgia como aquellas que recuerdan ese atardecer perpetuo del cine de Tony Scott.
En esta continuación, Maverick se encuentra dónde debe estar siempre, en esa cabalgata aérea intentando superar los límites como un valiente piloto de pruebas que necesita tanto el volar como el mismo aire que respira.
Su encuentro con Bradley ‘Rooster’ Bradshaw (Miles Teller), el hijo de su compañero fallecido Goose, revela su lucha por su protección como un padre, aunque el sentimiento de no aceptación por parte de Rooster, moldea la relación de ambos.
El guion también ofrece algunos cabos dejados en la primera como la relación de Maverick con Penny Benjamin (Jennifer Connelly) mencionada en la primera como uno de sus primeros amores antes que se revelara el de la instructora Charlie (Kelly McGillis), ni mencionada en esta segunda parte.
También se rescata a Tom Iceman, que hacía y vuelve a hacer Val Kilmer, colocando al actor dentro de una especie de homenaje, adaptando su participación a la enfermedad que este padece. Así Cruise y Kilmer se dan un abrazo de respeto por lo que ellos significaron en la primera parte.
En “Top Gun: Maverick” no hay desperdicio de metraje, todo está encajado en el espacio de tiempo justo con los puntos emocionales donde tienen que ir para así apelar a esa conciencia colectiva que acepta su historia de camaradería, heroicidad y valores patrióticos como elementos que siempre acompañan las películas de Cruise.
En esta ocasión, su vuelo romántico final entre el piloto y la chica solitaria forma un epílogo crepuscular donde ese viejo avión se convierte en el corcel que los lleva, quizás, hacia un horizonte prometedor.
Félix Manuel Lora/CINEMA DOMINICANO
Título original: Top Gun: Maverick. Año: 2022. Género: Drama. País: USA. Dirección: Joseph Kosinski. Guion: Ehren Kruger, Eric Singer, Christopher McQuarrie. Personaje: Jim Cash, Jack Epps Jr. Historia: Peter Craig, Justin Marks. Elenco: Tom Cruise, Miles Teller, Jennifer Connelly, Jon Hamm, Glen Powell, Ed Harris, Val Kilmer. Duración: 2 horas 11 minutos
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