¿Está cambiando la imagen del cine dominicano?
SANTO DOMINGO.- “Yo no veo películas dominicanas” ¿Quién no ha dicho? Pero es tiempo de cambiar los criterios basados en el prejuicio probablemente originado en un tipo de producciones, en un género muy explotado que ahora pasa a ser minoría en el cartel cinematográfico como oferta, aun cuando el problema no está en el género, sino en su manejo, en su gerencia inteligente, sensible e industrialmente productiva.
De repente, hay un panorama sorprendente del cine hecho en República Dominicana. Las comedias como las conocemos, pasan a ser menos de una tercera parte de lo que se produce actualmente.
Lo que llega
Con los títulos que van llegando y el curso que va tomando, desde el punto de vista de los manejos de los temas, los géneros, los equipos técnicos y los elencos. Las películas dominicanas están cambiando, en el desarrollo de un proceso que parece ya irreversible. Ya las comedias no son solo y exactamente el sinónimo que viene a la mente cuando se habla de “películas dominicanas”. Hay que dejar de pretender que el público respalde las películas dominicanas por serlo.
Huchi Lora y Félix Limardo siguen llenando salas con su Teniente Amado, un drama histórico que educa y entusiasmo, con excepción de lo ocurrido en el desempeño con el rol de Trujillo. El Johnny Abbes es una joya histriónica, en cambio.
Frank Perozo y Naslha Bogaert han iniciado con éxito llevando 13 mil personas pagando a su primera jornada. Con su comedia romántica ¿Quién manda?
Leticia Tonos, con Cristo Rey, estrena su drama étnico-amoroso en el Festival Internacional de Toronto, y luego estrena en diciembre en las salas de su país.
Roddy Pérez, nos hace llegar el avance primario de Expedición Gloriosa, con la precedencia de ser la primera película bélica dominicana, pero apoyada en un hecho real y heroico.
Celinés Toribio, en silencio, ha vencido las dificultades que aparecen en todo emprendimiento de altos vuelos, trabaja en María Montez.
Quiero ser Fiel, dirigida por Esteban Martín sobre el premiado guión de Leonardo de León, su productor, una comedia con elenco internacional y criollo, que pinta agradable.
Hèctor Manuel Valdez está ya post-produciendo el “road-movie” (pelìcula de carretera) Al Sur de la Inocencia, que ofrece una opción no explotada hasta ahora, protagonizada por Frank Perozo, Sarah Jorge y Cristian Álvarez.
Los Dólares de Arena (Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas. Drama. Preproducción. Su guión fue ganador del primer lugar del concurso de guiones del Fondo de Promoción del Cine (FONPROCINE), teniendo a Geraldine Chaplin como protagonista, en una historia que la vincula a una trabajadora sexual dominicana en Las Terrenas.
De lo que ha pasado
Se ha estrenado ya Arrobá, (José María Cabral), que sigue en cartel en sus últimas semanas y que debió merecer un mayor respaldo de la gente. La idea fue interesante y contenía ejes prestados de grandes producciones, el elenco bueno, pero algo no operó como debía.
Un poco antes tuvimos A Ritmo de Fe, un drama amoroso y musical que dejó ver la fuerza de los talentos jóvenes, dirigida por José Gómez con guión de Eudis Cordero y distribución a cargo de Caribbean Cinemas.
Los Super, una comedia dirigida por Bladimir Abud, fue la que puso las notas iniciales del cine local en la comedia en este año, pero no logró el impacto esperado. Un elenco bueno, buenísimo pero las cosas del cine de industria no siempre son iguales a las del cine independiente.
Las comedias por llegar
En el plano de los comedias por llegar, hay cinco producciones de consideración, pese a tener diferencias de producción entre entre si.
Mi angelito Favorito, de Alfonso Rodríguez, una historia con gracia y el estilo de este maestro del mercadeo de lo que le ha dado resultado como industria, aun cuando resulta innecesariamente contradictor de los críticos de cine que regularmente ”acaban” con sus trabajos. Está próxima a ser estrenada ahora en Septiembre.
La otra comedia es Ponchao, producida y protagonizada por Manny Pérez, que sigue la misma línea de atraer mediante figuras televisivas y que busca dar un mensaje de superación de obstáculos en el difícil mundo del béisbol, cuando eres un prospecto a ser firmado en Grandes Ligas. Se estrena el 10 de octubre.
Pinky Pintor, tras casi siete años de haber dado el palo de gallera que fue Sanky Panky, tras sortear dificultades logísticas, con parte del elenco, de producción, ha persistido hasta lograr el lanzamiento de la segunda parte de esta comedia, que estableció un precedente en el género y la taquilla. Está en pre-producción y su lanzamiento se hizo en grande.
Archie López, exitoso en el establecimiento de su franquicia Lotomán y Lotomán 2,0, acaba de finalizar la etapa de pre-producción y está iniciando su rodaje la semana próxima, a fin de estrenar Lotoman 003.
El “otro” cine
Juan Basanta logra el milagro de introducir el país al cine de Ciencia Ficción con Biodegradable. Estrenará en noviembre con el VII Festival de Cine Global Dominicano, organizado por Funglode y en particular por Omar de la Cruz.
Se anuncia el proyecto Duarte: El Hombre de los Sueños, un proyecto histórico impulsado por cineastas universitarios.
Juan Deláncer intenta nueva vez, ahora con un biográfico sobre la primera mujer médico dominicana, discriminada en su tiempo por ser negra y pobre: Evangelina Rodríguez.
Alan Nadal Piantini, que sigue con su proyecto – ahora próximo a ser concluido- El Manuscrito, acaba de rodar Noche de Circo, un drama social de un fuerte contenido y que dará mucho de qué hablar.
Agliberto Meléndez tiene prácticamente listo El Color de la Noche, un biográfico sobre José Francisco Peña Gómez, que le ha consumido los últimos cuatro años de su vida y que no encontró financiamiento entre los empresarios millonarios del P.R. D. Meléndez es plato aparte en el cine nacional. Fue el director de Un Pasaje de Ida, con once premios internacionales, a pesar de la aversión que mostró la crítica local en su contra.
¿Seguir prejuiciado?
La producciones de cine local han tenido muchos críticos, una veces con razones estéticas, por animadversión con los directores, por desilusión, por el rechazo que surge por generación espontánea, por la simple carga razón de que sin son “hechas aquí” no sirven y están destinadas al fracaso y que produce entonces, en una parte del público que pretende ser selectivo, la frase repetida: “Yo no veo películas dominicanas”.
Hay cambios, saltos generacionales y transformaciones de fondo en la industria, favorecida por la Ley Nacional de Cine, la 108-10.
Una buena parte de las críticas y rechazos a la producción nacional de cine se apoya en la forma en que se producen las comedias con figuras conocidas de la televisión, en base a guiones caracterizados por su sencillez temática y su inclinación para operar bien en taquilla, a la luz del refuerzo de buenos proyectos de mercadeo.
Las comedias en todas las partes del mundo en que se ha iniciado el cine, son casi siempre el paso inicial y permiten crear experiencias técnicas y actorales que luego sirven para especializar el cine hecho en casa. Esas películas tienen la virtud de ser las que abren las puertas a la industria.
Se siguen haciendo esas comedias y se continuarán produciendo y ojalá sus directores puedan asimilar las críticas a sus aspectos mejorables y no encerrarse en sus perspectivas que en oportunidades, por un asunto de mal manejo de guión, les lleva a incurrir en errores tan elementales como el “No body…no Money”, la percepción que transmiten de la imagen de la mujer y procurar una profundización tanto temática como de interpretaciones, para lograr un humor cada vez mejor logrado.
José Rafael Sosa/CINEMA DOMINICANO
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