Mozart La Para durante su actuación en una de las escenas de la película. Foto: Raymi Paulus (Entrepreneur Films)

SANTO DOMINGO.- Convenientemente este filme apunta a la motivación de dos factores: por un lado presentar a dos figuras emblemáticas de la música urbana del país y, por el otro, construir un contexto fílmico narrativo que exponga las duras penas que tienen que pasar los exponentes del género para alcanzar el éxito.

Aunque la historia puede tocar cualquier situación de empeño, el filme se muestra esquemático y predecible. Lo único que interesa es la presencia de Mozart La Para y El Mayor Clásico, pues si se quita a estas dos figuras es poco lo que el filme puede justificar.

La predisposición del realizador Iván Herrera, codirector del documental “La Montaña” (2013), frente a este trabajo, es utilizar lo prescindible de un argumento que intenta establecer situaciones y posibles soluciones a una narratología que evidencia fallos, aunque no tan graves.

Dos jóvenes cantantes urbanos, a pesar de las penurias y falta de recursos, nunca renunciarán a sus sueños y anhelos de superación para alcanzar el éxito. Esta es la premisa que empuja un relato que transita entre pocas zonas de dificultad para mostrar un espacio narrativo que cumpla con los requerimientos artesanales adecuados. La iniciativa de la misma surge a partir de las historias contadas a través del programa Emprendedores del productor David Collado.

Dos vidas que van caminando paralelamente, teniendo diferencias circunstanciales. Mientras uno se mantiene pulcro dentro de las adversidades (Anibal), el otro cae sin remedio en las ilusiones y engaños del negocio (Renzo Comando). De esta manera se articula dos precisiones de un mismo relato como forma de mensaje aleccionador.

La fotografía de Peyi Guzmán motiva varios ángulos para mostrar las asperezas del barrio y las ilusiones de la buena vida. Mientras que Alex Mansilla coloca la nota musical dentro de una partitura con intensidades adecuadas.

Más no es así cuando se utilizan las canciones de ambos intérpretes para desarrollar la evolución dentro de su devenir. Las reiteraciones en las canciones reducen y limitan apreciar de un mejor cancionero.

El barrio vuelve a tener un cierto protagonismo dentro del cine criollo ya tocado en algunos filmes como “Lotoman” (Archie López, 2011), “La lucha de Ana” (Bladimir Abud, 2012), “Mi angelito favorito” (Alfonso Rodríguez, 2013), “Cristo Rey” (Leticia Tonos, 2013) y“ Código Paz” (Pedro Urrutia, 2014),  donde, en esta ocasión, marca distancias entre los símbolos que definen los valores sociales y las características de la convivencia territorial.

Un universo de personajes transita por el camino marcado, dejando impresiones diversas del accionar que tienen cada uno dentro de la historia. Mozart Las Para y El Mayor Clásico, ofrecen solo interpretaciones ajustadas al momento. Otras como Denise Quiñones, Oscar Carrasquillo, Omar Ramírez, Yamilé Scheker, Villanosam, Francisco Cruz, Johnnie Mercedes, Aquiles Correa, Gerard Ogando, Jenny Blanco y Tony Almont dibujan solo un contorno primario para solucionar elementalidades de sus personajes. Solo una variante significativa la tuvo Pepe Sierra quien toma hacia sí mismo las mejores ubicaciones para que su personaje sea bien recordado.

En definitiva, “Pueto Pa´Mi”, título fílmico en franca distorsión gramatical que intenta bajar al contexto popular su idea, dejará un espacio de empatía dentro del público que sigue la música urbana y a estos emblemáticos intérpretes.
Félix Manuel Lora/CINEMA DOMINICANO

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