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La identidad musical en el cine dominicano

El merengue, la bachata y el perico ripiao –ritmos populares desde el siglo xix– junto a la presencia del reguetón y sus derivaciones –que aparecen en la última década del siglo xx– están aportando al cine dominicano un panorama musical que intenta reflejar una identidad propia y auténtica.

En este contexto musical, el cine criollo ha ido conformando una banda sonora con las características de estos ritmos vernáculos y vinculando su discurso a situaciones que justifiquen su uso.

Varios músicos dominicanos han tratado de establecer una referencia musical a fin de ofrecer niveles de comprensión relativa de lo que somos en materia de expresión rítmica. Por ejemplo, cuando se le encargó al maestro Rafael Solano la musicalización de Un pasaje de ida (Agliberto Meléndez, 1988), este tomó el merengue o, en cierta medida, el pambiche para componer una partitura que respaldara las intenciones del filme.

Otro músico más arriesgado, y con otras líneas de trabajo es Peng Biang Sang, responsable de la musicalización de los filmes Nueba Yol: por fin llegó Balbuena (Ángel Muñiz, 1995), Nueba Yol III: bajo la nueva ley (Ángel Muñiz, 1997), Perico ripiao (Ángel Muñiz, 2003) y Los locos también piensan (Humberto Castellanos, 2005).

En las dos primeras, Peng Biang abarca un espectro amplio de géneros que va desde el merengue y la salsa hasta el techno, determinando una gama musical rica y extensa.

Por otra parte, la primera entrega de las hazañas de Balbuena resultó satisfactoria por el conjunto de artistas que conformaron su parte musical como Celia Cruz, Félix D´Oleo, Sonia Silvestre, los integrantes de la New York Band y Luisito Martí, que le impregnaron un matiz comercial envidiable. En la película de Castellanos, la presencia musical quedó determinada por las características de esta comedia. Con Perico ripiao la decisión estaba ajustada al patrón esencial del filme: el perico ripiao, situación que ya facilitaba una identificación musical, aunque limitada al momento de expresarlo dentro del filme.

Amaury Sánchez es otro destacado músico que ha tenido la oportunidad de hacer aportes a la identidad musical dentro de la cinematografía dominicana. Trabajos como Cuatro hombres y un ataúd (Pericles Mejía, 1996), Éxito por intercambio (Miguel Vásquez, 2003), Negocios son negocios (Joppe de Bernardi, 2004), Mi novia está de madre (Archie López, 2007), Megadiva (Archie López, 2009) y  Yo amo la bachata (Roberto Ángel Salcedo, 2011), esta última también aderezada por el ritmo de la bachata que le sirvió para proponer su depurado estilo. De estas musicalizaciones, la más amplia es la realizada para Negocios son negocios, puesto que escribió y musicalizó tres piezas que interpretaron los cantantes Jandy Feliz, José Guillermo Cortines, Carolina Rivas, Carlos Alfredo y Frank Reyes, utilizando la bachata, la balada y el merengue.

En Éxito por intercambio (Miguel Vásquez, 2003) el acento musical estuvo ubicado en mantener una proporción adecuada entre las notas musicales y las escenas hilarantes creando una envoltura musical coherente.

En el cine dominicano también hay casos peculiares de excelentes producciones musicales en filmes poco apreciado por el público. Ejemplos de ello se encuentran en Para vivir o morir (Radel Villalona, 1996), donde José Antonio Rodríguez y Audrey Campos en la interpretación y Manuel Tejada en el arreglo, crearon una de las baladas más extraordinarias titulada Cuando tú no estás.

Algo parecido se encuentra en La maldición del padre Cardona (Félix Germán, 2005), donde aparte de la sonoridad pimentosa del perico ripiao de Fefita la Grande, hubo un aporte esencial, en forma de balada, de Jandy Feliz con la canción Dime.

También, en cuanto a la aportación de la balada al cine criollo, se encuentra el tema Es el amor, que compuso e interpretó Alicia Baroni para la película Enigma (Robert Cornelio, 2008).

Los filmes de Alfonso Rodríguez Un macho de mujer (2006), Yuniol (2007), Al fin y al cabo (2008), Playball (2008) y Pimp Bullies (2011) contaron con aportes musicales del veterano músico Gustavo Rodríguez, hermano del realizador, que supo descubrir matices agradables y sin complicaciones que definieran una línea musical correcta para estos filmes.

En Viajeros (Carlos Bidó, 2006) las aportaciones de Ramón Orlando Valoy quedaron establecidas bajo el registro peculiar del merengue, reiterándose una vez más su uso en el cine dominicano, aunque su incorrecto uso dentro del filme, producjo resultados que no garantizaron una apreciación adecuada en la narrativa.

Junto al merengue, la bachata y el bolero hay que considerar el reguetón y el dembow como una incorporación interesante dentro de nuestro cine. En el filme El sistema (Humberto Espinal, 2006) este ritmo, al igual que la aportación del grupo musical Panky y los Manolos, se posiciona de manera adecuada favoreciendo su discurso social dentro de la trama.

Otros ritmos urbanos hacen también presencia en La lucha de Ana (Bladimir Abud, 2012) con música original en su partitura de Fernando Llamas, y en Feo de día, lindo de noche (Alfonso Rodríguez, 2012) cuya banda sonora se apoya en los ritmos urbanos aportados por El Batallón, Melymel, Nipo, El Chuape, Carlitos Wey & Crazy Design, y Jowell.

Y en el filme Lotomán 2.0 (Archie López, 2012) incorpora los temas de Chelión, La Materialista, Mozart La Para y Teriyaki.Mirando esta vez hacia el documental, este ha estado también matizado por requerimientos específicos que no distan mucho de las características del cine de ficción. Son destacables los trabajos de Alex Mansilla para la trilogía de El poder del jefe (René Fortunato, 1991-1996), con la utilización de pambiche y música secuenciada, y la magnífica partitura de Manuel Tejada para La violencia del poder (Fortunato, 2003) y para Bosch: presidente en la frontera imperial (Fortunato, 2009), donde asume un trabajo con varias vertientes musicales para apoyar los textos del discurso del documental.

Un fenómeno interesante es el del cine de la diáspora, realizado por cineastas dominicanos en los Estados Unidos. Su vinculación afectiva y atávica con el país los impulsa a establecer coordenadas rítmicas muy marcadas facilitadas por el merengue. Filmes como Buscando un sueño (Joseph Medina, 1997), con música de David Bravo y Bob Held; El círculo vicioso (Nelson Peña, 1999) con los temas de Brando Goicochea,  y Pasaporte rojo (Albert Xavier, 2003) con música original de Luis Columna y el artista Fulanito, son ejemplos concretos de esto.Hay que mencionar dentro de este proceso al músico Pachy Carrasco.

Sus experiencias con los filmes de José Enrique Pintor La cárcel de La Victoria (2004), Sanky Panky (2007) y Santicló, la vaina de la Navidad (2008) corrigen un poco el rumbo a seguir. Aunque se debe añadir que Sanky Panky posee características muy propias y únicas, puesto que viene reforzada en su parte musical con la participación de Aventura, Negros, Ciudad de Ángeles, El Jefrey y Big Family, que abarcan los géneros de merengue, bachata, reguetón, son y bolero, lo que convierte esta película en un experimento que podría estimular el género musical en el país.

En Ladrones a domicilio (Ángel Muñiz, 2008) se puede apreciar el trabajo de Pin Bencosme, quien trata de solucionar la parte musical de una obra cargada de denuncia social; pero lo esencial de su banda sonora es la participación de la artista Enerolisa y el grupo de Salve de Mata Los Indios, que hace el aporte más importante en cuanto al rescate antropológico de esa herencia intangible de la cultura dominicana.Con 60 millas al este (Jorge Lendeborg, 2008) la musicalización de David Hernández logra una interesante mezcla de nostalgia, esperanza y sueños rotos.

Las letras de las canciones que acompañan a la banda sonora ofrecen un apoyo musical adecuado a las circunstancias que se presentan en este docudrama.Cristiano de la secreta (Archie López, 2008) tuvo la suerte de contar con un tema musical contagioso compuesto e interpretado por los Christian Brothers, que ayudó a lanzar el videoclip del filme.

En la partitura original, el músico Alex Mansilla vuelve a trabajar sobre sus experiencias en la musicalización de productos fílmicos criollos, también haciendo aportes a otro filme de Archie como Lotoman (2011). Manuel Tejada también sigue poniendo su sello de calidad en el filme Trópico de sangre (Juan Delancer, 2010) quien, además de componer su banda sonora, hace el arreglo de la canción principal Cada mañana, escrita por Delancer e interpretada por Liah Vanessa Pérez.

Otras aportaciones a la conformación de la identidad musical de nuestro cine son los trabajos de partitura original de Hendry Zarzuela para Lilís (Jimmy Sierra, 2006), Jalsen Santana para Enigma (Robert Cornelio, 2008), Alexander Nadal Piantini, 3 al rescate (Jorge y Luis Morillo, 2011), Amadeo Roldán y Ramón Cordero, Jean Gentil (Laura Amelia e Israel Cárdenas, 2011); también, el trabajo de Michael Lengies, Hermafrodita (Albert Xavier, 2009), Miguel Hiraldo, La hija natural (Leticia Tonos, 2011) y la composición de Pedro Pagán para El rey de Najayo (Fernando Báez, 2012).
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