La Ballena (crítica)
SANTO DOMINGO.-La película más reciente del director Darren Aronofsky (The Black Swan, 2010) va con todo el riesgo de proponer un discurso social y personal a través de ese profesor de escritura creativa a distancia de nombre Charlie (Brendan Fraser) con obesidad severa y cuyo entorno familiar es como un barco en naufragio.
Separado de la que fuera su esposa Mary (Samantha Morton), extrañando la pérdida de su compañero sentimental y con una relación difícil con su hija adolescente Ellie (Sadie Sink), cuyo abandono paterno le ha provocado una personalidad de rechazo contra todos, Charlie trata de encontrar aquellos puntos de equilibrio que necesita para ajustar su vida a las nuevas dimensiones de su problema de movilidad, cuestión que también juega un segundo papel en su vida, aunque no es mayor al peso de la culpa que ha llevado desde que se alejó de la vida de su hija.
Con la única mano de ayuda a través de su amiga Liz (Hong Chau), él va encaminando sus días entre su peso corporal y su deseo de reconectar su comunicación con su ambiente familiar y personal. Pero también se mezclan dos personajes secundarios que redondean el discurso sobre el rechazo y la autopercepción, apuntalado por Thomas (Ty Simpkins), el misionero falso que sirve para dejar sentado algunos toques religiosos sobre la fe, y el de Dan (Sathya Sridharan), el repartidor de comida a domicilio que, tras descubrir la figura de Charlie, no le queda más remedio que sentir aversión por él.
Basado en la pieza teatral escrita por Samuel D. Hunter, “La Ballena” cuyo estreno en las tablas se dio en 2011, aprovecha la condición de su personaje principal para hablar de la complejidad detrás de los problemas alimenticios y los conflictos emocionales causados a raíz de las pérdidas de seres queridos que, aunque no es una autobiografía del autor, sí posee algunas piezas de la vida del guionista.
Aronofsky, maravillado por la complejidad del personaje de Charlie y de la obra, construye un universo particular y progresivo alrededor de este, que va desde la concepción del espacio del apartamento hasta la interacción que tiene Charlie con los demás personajes que comparten con él este cuadro dramático.
Para dimensionar esto, el director opta por rodarla bajo el aspecto de 1.33:1 que hace aún más imponente la enorme presencia de Fraser, cuyo trabajo en la cámara de Matthew Libatique (The Fountain, 2006) permite aprisionarlo dentro de los encuadres, haciendo su espacio de movilidad más angosto, ofreciendo primeros planos que llenan la pantalla y acercando al personaje hacia las audiencias para recibir de él toda esa fuerza histriónica.
Fraser se muestra con una absoluta convicción de mostrar ese dolor a través de esas capas de maquillaje sin sentirse falso y dejando establecido ese control emocional para sí mismo y para la distancia que posee con el público.
“La Ballena” tiene ese aspecto teatral y así es concebido para concentrar este trabajo técnico y expositivo en esos pequeños espacios conmovedores que juegan una dominante concepción del sufrimiento y la búsqueda de redención de este personaje.
Félix Manuel Lora/CINEMA DOMINICANO
Título original: The Whale. Año: 2022. Género: Drama. País: USA. Dirección: Darren Aronofsky. Guion: Samuel D. Hunter. Obra: Samuel D. Hunter. Elenco: Brendan Fraser, Sadie Sink, Hong Chau, Ty Simpkins, Samantha Morton. Duración: 1 hora 57 minutos
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