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John Wick 4 (crítica)

SANTO DOMINGO.- No es de dudar que John Wick se ha convertido en una marca enérgica dentro del género de la acción. Y por demás, le ha facilitado a Keanu Reeves lograr la definición de un perfil que muchos otros actores no han podido lograr.

Y ese perfil va en el sentido de establecerse como un prototipo de antihéroe contemporáneo dentro de una narrativa que no busca las soluciones fáciles a argumentos muy manoseados, más bien mezcla aspectos humanos frente a los rigores de la muerte, la restitución y otros motivos existenciales.

El personaje de John Wick puede ser visto desde una perspectiva existencial como alguien que ha experimentado una gran pérdida y está buscando sentido en su vida a través de la venganza. Desde el comienzo de la primera película en el 2014, John es presentado como un hombre que ha perdido a su esposa y que se siente desorientado y desconectado del mundo. La muerte de su perro y el robo de su automóvil se convirtieron en la chispa que incendió su sed de venganza.

En este sentido, John puede ser interpretado como un hombre que se enfrenta a la absurda injusticia de la vida, en la que la muerte y la pérdida son inevitables. Su búsqueda de venganza puede ser vista como una forma de afirmar su propia existencia en un mundo que parece indiferente a su sufrimiento.

Su habilidad como asesino siempre recorrió el sentido de manifestación de su capacidad para actuar en el mundo y tomar el control de su propia vida sin pensar en lo que podría haber cometido, pero siempre sabiendo las consecuencias que esto traía.

Sin embargo, a medida que la historia se desarrollaba en las siguientes partes, John comienza a darse cuenta de que la venganza no puede llenar el vacío que siente en su vida. La forma en que trata de encontrar significado en su vida cambia, y su motivación se convierte en proteger a aquellos a los que ama y en hacer lo correcto, incluso si eso significa arriesgar su propia vida.

Y es aquí, en su cuarta entrega, que las razones que justifican el accionar de John son modificadas en unos términos que le permita dar una razón final a su existencia. Y esa razón no busca reestablecerlo en su contexto, más bien su arco de personaje muestra una evolución hacia una mayor comprensión de la importancia de las relaciones y la responsabilidad moral, en contraposición a la búsqueda de la venganza como respuesta a la pérdida.

Los guionistas Michael Finch, Shay Hatten y el director Chad Stahelski han entendido eso y se proyecta en todo el desarrollo de esta historia que, por demás, es la que mejor coreografía de las escenas de acción posee dejando establecido su rigor al momento de enfocar la violencia hacia un punto focal determinado.

Al final, el sentido crepuscular que tiene la historia ayuda a ser interpretado como un recordatorio de la impermanencia (concepto filosófico abordado en diversas religiones y filosofías) y finitud de la vida, que todas las cosas son transitorias y que todo tiene un fin y para John esto puede significar un momento de reflexión y nostalgia por el pasado, por lo que se ha vivido y por lo que se ha perdido.
Félix Manuel Lora/CINEMA DOMINICANO

Título original: John Wick 4. Año: 2023. Género: Acción. País: USA. Dirección: Chad Stahelski. Guion: Michael Finch, Shay Hatten. Personaje: Derek Kolstad. Elenco: Keanu Reeves, Donnie Yen, Bill Skarsgård, Laurence Fishburne, Hiroyuki Sanada, Rina Sawayama. Duración: 2 horas 49 minutos

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El personaje de John Wick puede ser visto desde una perspectiva existencial como alguien que ha experimentado una gran pérdida y está buscando sentido en su vida a través de la venganza. Desde el comienzo de la primera película en el 2014
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Felix Lora

Felix Lora

Periodista, crítico de cine, catedrático e investigador

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