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«El Pelotudo», un pelotero sin patria

Félix Tejeda, Michel Gurfi y José Guillermo Cortines en una escena de la comedia. Foto: Swallowtail Productions

SANTO DOMINGO.- El cine de la comedia en República Dominicana ha tenido muchos reveses como algunos éxitos.  Y esto depende de las intenciones de los realizadores para hacer aportes reales en la construcción de un género que posee sus características propias, o para hacer cualquier historia sin importar lo que se deje en el camino.

“El pelotudo” no va por ningún sentido loable de establecer un producto con la más mínima calidad argumental y artística. La idea inicial de Raymond Hernández, Jr., dominicano radicado en USA y con algunas experiencias en el ramo, parte de una situación que desde un principio se sabía que no iba a funcionar.

De entrada hay una situación que gravita sobre el personaje de Martin, un niño argentino que, cuando va de vacaciones con su familia a New York, se entusiasma con el béisbol asunto que lo persigue hasta su vida juvenil.

Dado que no tiene ninguna oportunidad de ser beisbolista profesional en Argentina, decide con la ayuda de un ex jugador cubano, viajar a República Dominicana para aprovechar unas pruebas a jóvenes novatos.

Pero el primer escollo  es su nacionalidad, puesto que estas pruebas son únicamente para dominicanos. Y aquí viene el absurdo mayor que sustentará toda la trama, cuando un grupo de amigos lo hacen pasar por dominicano.

La problemática sustancial de su argumento es el juego de estereotipos, puesto que para que Martín se haga pasar por dominicano, no era necesario pintarlo de negro y colocarle una peluca de pelo rizado. Situación absurda y desproporcionada que ridiculiza el sentido de identidad. Al igual que cómo logra estar inmediatamente en Grandes Ligas y viajar a los Estados Unidos con todo y contrato.

Esto cabalgará en sentido contrario a la provocación de la risa donde el público tiene que asumir este contexto para dar por sentado muchos otros aspectos de la comedia que, con un ritmo desigual, se muestra lenta y sosa.

Realmente no se llega a comprender el trabajo de Claudio Chea en este filme, puesto que su pericia va mucho más allá de la posible resolución visual. Al parecer no controló todo lo que en ella se rodaba y su resultado final se realizó con otras posiciones que no eran propias.

Michel Gurfi, como Martín, intenta reflejar esa obsesión de beisbolista y mezclar su actuación entre lo cómico y lo serio, Fausto Rojas, como villano, no llega a demostrar su gran talento que posee, José Guillermo Cortines no salta la cerca hacia lo cómico y se mantiene en su zona de confort resolviendo adecuadamente su personaje y con su buena química con Yelitza Lora. Como igual pasa con Laura García Godoy y Gilberto Reyes.

A estos se superpone Félix Tejeda que provoca la nota cómica y el personaje pivote para enlazar las situaciones.

Desaprovechado los personajes de Amauris Pérez y Johnnie Mercedes quienes, a pesar del encaje gay, combinan muy bien sus talentos, pero no ofrecen mucho por las pocas escenas que desarrollan.

Intento desfavorecido de Raymond Hernández, Jr., quien no garantiza nada de lo planteado en esta comedia y deja un flaco panorama para el aporte sobre el género en el país.
Félix Manuel Lora/CINEMA DOMINICANO

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