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Cine dominicano 2025: un año de riesgo, memoria y expansión de géneros

SANTO DOMINGO.- El 2025 fue uno de los años más diversos para el cine dominicano. Treinta y dos producciones nacionales llegaron a cartelera, con trece dramas sociales, un filme de terror y una emotiva animación, también se adicionaron cinco comedias que surcaron las motivaciones de los espectadores y doce documentales que reforzaron la cartelera nacional.

Estas historias estrenadas evidencian una búsqueda creciente por retratar, cuestionar y reinterpretar la realidad dominicana, también revelan una industria más ambiciosa, consciente de su identidad y dispuesta a experimentar con nuevos lenguajes.

Adicional a esto los datos de la Dirección General de Cine (Dgcine), revelan que uno de los principales hitos fue el crecimiento sostenido de las audiencias del cine dominicano en salas, proyectándose el 2025 como el año de mayor consumo de cine local en los últimos cinco años, revelando que hasta el 31 de octubre de 2025 un 18.7 % del público que asistió a salas de cine fue hacia las producciones dominicanas, frente a un 16.1 % en 2024 y un 11.3 % en 2023.

Por eso, un recorrido por las películas, agrupadas según su género, nos permite entender qué dicen de la sociedad y de la evolución del audiovisual local, una industria que, a pesar de sus flaquezas, sigue marchando por un camino según las consideraciones que sus productores y realizadores ofrecen como un espejo de las dolencias y virtudes de esta sociedad dominicana.

EL DRAMA, TERRITORIO PARA CONFRONTAR CONFLICTOS SOCIALES
La mayoría de los estrenos del año se inscriben en el drama y sus variantes. Los relatos exploraron los vínculos familiares, la fe, la migración, la justicia, y la violencia heredada.

Por ejemplo, “Tiguere”, dirigida por José María Cabral, retrata la formación del engaño como legado cultural, revelando estructuras que normalizan ciertos comportamientos validados en la sociedad como forma de sobrevivencia.

“Día Ocho” dirigida por José Gómez de Vargas, conecta el mundo digital con la búsqueda de sentido espiritual, mientras “La Güira y la Tambora” de Adrian Pucheu recupera el merengue típico como raíz identitaria rural con aspiraciones modernizantes en una historia que camina por el dilema entre la pasión por la música y el amor.

El drama profundizó también en memorias dolorosas. “Libélula” y “Adiós” (Au Revoir) ambas de Ronni Castillo revisan heridas emocionales vinculadas a la diáspora y el duelo. Mientras que “Sugar Island” de Johanne Gómez coloca la mecanización del trabajo cañero en el centro de una lucha social, explorando las historias que han marcado a los pueblos caribeños como la negritud y la búsqueda de la libertad.

“El Día de la Tormenta” de Alexander Viola, un filme que aporta interesantes temas como las supersticiones campesinas para interrogar la violencia simbólica de la creencia, también con un dilema entre cábala y amor paternal dentro de un entorno marcado por credos ancestrales.

“Madre a dos centímetros de ti” de Desirée Silva se inserta en un territorio emocional y social sobre las rupturas familiares, los silencios intergeneracionales y los traumas heredados, fortaleciendo, además, la presencia de directoras mujeres en el cine dominicano, ampliando perspectivas en la representación de conflictos afectivos y sociales.

“Cucú” de Tito Rodríguez, auspiciada en coproducción con Colombia, permitió explorar la crisis matrimonial desde una perspectiva íntima a través de una pareja estancada y sin hijos que se aísla en la montaña para intentar reencaminar su relación. Una obra que aporta al desarrollo de un cine dominicano más contemplativo, que prioriza atmósferas, silencios y exploraciones psicológicas profundas fortaleciendo la diversidad estética dentro del mercado local.

Con “La estrategia del mero” de Edgar de Luque Jácome, también beneficiada de la coproducción, aborda el reencuentro entre un padre pescador y su hijo, tras años de separación y pone en primer plano el mar como escenario emocional y económico, conectando identidad costera, precariedad laboral y afectos rotos. Este relato aporta a la construcción de un cine ecológico y territorial en cuanto a cómo el entorno moldea la identidad y las relaciones humanas.

También el 2025 se tuvo el thriller moral “A Tiro Limpio” de Jean Guerra, una revisión ampliada de un cortometraje del mismo nombre que incorporó acción y crimen desde un conflicto ético, aportando dinamismo técnico a la cartelera, convirtiéndose en una película referencial al momento de valorar su cuerpo técnico.

Pepe

Entre este panorama por igual se desliza una obra experimental que surcó la territorialidad europea, latinoamericana y caribeña. “Pepe” de Nelson Carlo de los Santos Arias, una obra híbrida y experimental que le permitió alcanzar el Oso de Plata en el festival de Berlin como Mejor Director, desafía las categorías tradicionales entre documental, ficción y ensayo audiovisual y representa el cine más audaz y exigente de República Dominicana. Un cine ideal para audiencias que buscan experiencias cinematográficas que trasciendan el relato convencional.

Estas producciones, aunque distintas entre sí, comparten un denominador común cuando exponen fracturas sociales dominicanas y experimentan nuevas formas para narrarlas.

CUANDO EL HUMOR POPULAR CRITICA DESDE LO COTIDIANO
La comedia continúa siendo fuerza dominante en la taquilla local, y 2025 no fue la excepción. “Sanky Panky 4” de Elías Acosta reafirmó la presencia comercial de franquicias nacionales, superando a todas las demás en cuanto a los episodios que se han realizado para el cine local.

Mientras “Carlota la más barrial”, de Yoel Morales entre las de mayor permanencia en la cartelera dominicana, ofreció humor con perspectiva femenina y liderazgo comunitario, una imagen que dejó reflejado el compromiso social a través de Carlota esa mujer de lengua filosa que se convierte en la voz de su comunidad de Villa Hermosa, una metáfora del empoderamiento social de una comunidad que enfrenta los problemas desde su propia perspectiva.

Con “Medias Hermanas” también de Yoel Morales se apostó por las tensiones familiares en clave festiva, y “Los Rechazados: Operación Submarino” de Yasser Michelén jugó con el absurdo para poner a inadaptados en el centro del heroísmo.

La Bachta de Biónico

En la comedia romántica “Books & Drinks” dirigida por Geoffrey Cowper lleva el modelo de las “RomCom” (Romantic Comedy) a suelo dominicano con una historia que favorece nuevas líneas de planteamiento a historias comunes.

También se encuentra “La Bachata de Biónico” de Yoel Morales que se apoya en un discurso fílmico desafiante que rompe con convencionalismos formales y estructurales. Una obra que dialoga con la tradición dramática caribeña desde una mirada fresca e irreverente, y representa un auge de la narrativa dominicana independiente en 2025.

EL DOCUMENTAL: MEMORIA VIVA Y ARCHIVO NACIONAL
El género documental alcanzó también uno de sus picos más altos de producción reciente. Las películas estrenadas en el 2025 se enfocaron en personajes históricos, comunidades vulnerables, tradiciones y luchas políticas.

Sueños Dorados” de Mariano Pichardo siguió la trayectoria de una atleta olímpica como Marileidy Paulino referente de disciplina y representación femenina; “Artesanos” de Tito Rodríguez y Leo Silverio destacó el valor del trabajo manual y su relación con la identidad.

Triunfo de la Democracia”, último trabajo del cineasta René Fortunato, revisó la lucha política dominicana de los años 70, inscribiéndose en la tradición documental sobre historia política dominicana. Revalida el valor del documental como herramienta de educación cívica y memoria colectiva, pues articula un relato histórico que contribuye al entendimiento de la política dominicana moderna.

“La 42” de José María Cabral documentó la vida en un barrio emblemático de Santo Domingo, mostrando tensiones entre cultura popular y marginalidad. Sobre “El Pico Duarte” dirigida por Mariana Rubio Pittaluga y Arturo Dickson, este vinculó paisaje con conciencia ambiental.

Mientras que “Kacimiro” de Boynayel Mota registró prácticas religiosas afrodominicanas centrado en la figura de Kacimiro Minier, excapitán de los Congos de Villa Mella y artesano de instrumentos musicales. Una pieza esencial para entender cómo el documental dominicano puede rescatar y visibilizar identidades culturales que han sido marginalizadas por la narrativa dominante.

“Cuentos, Vol. 1 – El grano que construyó el mundo” de Pedro González Kühn, documental que se inscribe en una tendencia global del cine gastronómico como ventana hacia la identidad cultural ofreciendo una mirada multidisciplinaria que posiciona los alimentos como eje narrativo de la construcción cultural.

El Rey del Hit: Luis Polonia” de Eddy Jiménez, documental deportivo dedicado a una figura ampliamente reconocida en el béisbol local e internacional, que busca recuperar un legado disperso en memorias fragmentadas que fortalece el subgénero del documental deportivo dominicano, poco explorado formalmente en nuestra cinematografía.

“Dominicanos a Simple Vista: Boston” de Sathia Lorenzo y Edward Goris y conducido por Marianne Cruz, permite mostrar la diáspora dominicana en Massachusetts, centrado en las contribuciones económicas y sociales de la comunidad desmitificando la migración al mostrar a dominicanos como agentes productivos, no como víctimas pasivas y articulada como fuerza laboral transformadora en ciudades como Boston y Lawrence.

Wifredo: el legado de un genio del lente” de José Soto Jiménez, trabajo biográfico que rescata la figura del fotógrafo Wifredo García, pieza clave en la historia visual dominicana el cual coloca el ojo crítico ante la imagen y estimulando interés por la memoria fotográfica dominicana.

De Sicilia a Santo Domingo” de Pablo Lozano explora conexiones entre migración italiana, mafia transnacional y rodaje de “El Padrino II” en el país. Un cruce entre cine histórico, migración, geopolítica y memoria cinematográfica lo distingue en el panorama local generando conversación sobre cómo grandes producciones han usado espacios dominicanos y promoviendo la reflexión sobre relaciones globales en la industria audiovisual.

Y “Dossier de Ausencias” de Rolando Díaz narra un caso de adopción y abandono que desencadenó una propuesta legal sobre protección infantil en la República Dominicana. La película ilumina un vacío legal y emocional históricamente silenciado como la vulnerabilidad afectiva y jurídica de menores en adopción y confronta estructuras institucionales deficientes y familias fracturadas.

Estas producciones documentales fortalecen el archivo audiovisual y expanden el uso del cine como herramienta de educación y preservación patrimonial para el país.

LA ANIMACIÓN COMO UN SALTO HACIA NUEVAS AUDIENCIAS
El animado “Olivia & las Nubes” de Tomás Pichardo Espaillat, la única producción de este género estrenada en las salas locales. Su presencia confirma que el género, aunque aún incipiente, comienza a encontrar espacio en la industria local. Con una historia de amor y duelo, la película propone un lenguaje poético y abre posibilidades para consolidar un público joven para el cine nacional.

TERROR, UNA APUESTA ARRIESGADA CON TEMORES SOCIALES
Baño de Mujeres” de Frank Perozo, primera apuesta por este género de Caribbean Films, representa la incursión del terror dominicano en temáticas de trata y violencia contra las mujeres, utilizando el suspenso para denunciar realidades que suelen permanecer ocultas. Su estreno sugirió potencial para un género con amplia demanda comercial.

ENTONCES, ¿QUÉ NOS DEJÓ EL CINE DOMINICANO DE 2025?
El mapa fílmico del año revela una industria que crece no solo en cantidad, sino en diversidad temática y estética. Los dramas profundizan en heridas estructurales; las comedias sostienen el consumo masivo; los documentales preservan memoria; la animación y el terror exploran nuevos públicos; y el thriller incorpora riesgos técnicos.

Las 32 películas estrenadas construyen una imagen compleja de lo dominicano contemporáneo. Un país que mira sus tensiones sociales, celebra sus tradiciones y se atreve a contar historias con ambición formal.
Félix Manuel Lora/CINEMA DOMINICANO

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Felix Lora

Felix Lora

Periodista, crítico de cine, catedrático e investigador

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