Boca Chica (crítica)
SANTO DOMINGO.- La ópera prima de la directora neoyorquina de origen dominicano Gabriella A. Moses, que compitió en la Sección Oficial a Mejor Largometraje del 49 Festival de Huelva Cine Iberoamericano 2023 y que obtuvo el Premio Norah Ephron en el Festival de Tribeca, llega a la consideración del público dominicano como una obra que se determina a sí misma con una narrativa sin complicaciones y con mucha sustancia en el fondo.
Más allá del turismo y las playas, la película “Boca Chica” explora, de manera convincente, los vicios que pululan alrededor de esa juventud matizada por vivir en un polo turístico que arrastra las marginaciones de unas jóvenes quienes pretenden obtener un mejor futuro.
El argumento escrito por Mariana Rondón y Marité Ugas desarrolla una historia con el propósito de establecer un discurso que fije su mirada en esta problemática social, a través de la mirada de Desi (Scarlet Camilo), una niña de 12 años quien se mueve dentro de un contexto de esa cara oculta del turismo de paisajes idílicos, de prostitución infantil, de presiones familiares y expectativas sociales que vienen tras su paso a la edad adulta.
La película compone una serie de retratos sociales que se van desarrollando sobre la marcha, los que oscilan entre el ambiente familiar de Desi compuesto por su madre Carmen (Lia Chapman), su tía Nena (Xiomara Rodríguez), su hermano Fran (Jean Cruz) y su primo Elvis (Richardson Díaz).
También en la socialización de Desi con sus amigas y los varones que se da a través de las secuencias de los retos en el rapeo callejero cuyas letras llevan un discurso de connotación sexista y de sexualización de sus cuerpos.
Pero también se toca el tema de la migración a través de la representación del hermano de Desi, cuyo trabajo en la ciudad de Nueva York es de repartidor de pizza y la de su primo quien regresa con una mujer de nacionalidad norteamericana para casarse en suelo dominicano.
Esta parte discursiva es reforzada por una acertada dirección de actores, en especial el de Scarlet y el resto del elenco juvenil, que muestran una frescura y naturalidad a los personajes que interpretan. También el tempo adecuado de las escenas que le imprime Cecilia Delgado por medio del montaje y la fotografía de Micaela Cajahuaringa quien busca los puntos focales más significativos del entorno para retratar el encanto del lugar, pero también los deseos ocultos de la noche, (por ejemplo, en la escena de Desi esperando a su primo en la puerta de un centro nocturno, es la más directa revelación de esto).
En cuanto a la música, esta adquiere un particular punto en la manera de introducir la banda sonora de Cresencio “el Prodigio” García, el rapeo que hace Desi o el acordeón de Fran, elementos que juegan un papel particular para la articulación de los motivos de crítica social y familiar que hace la directora.
“Boca Chica” se revela como una película que representa una de las mejores propuestas discursivas de los últimos años en el cinema dominicano al enfocarse en una problemática social que, aunque no da solución, no evita la reflexión en la audiencia sobre esta muestra argumental criolla.
Félix Manuel Lora/CINEMA DOMINICANO
Título original: Boca Chica. Año: 2024. Género: Drama. País: República Dominicana. Dirección: Gabriella Moses. Guion: Mariana Rondón, Marité Ugás. Elenco: Scarlet Camilo, Lia Chapman, Jean Cruz, Richarson Díaz. Duración: 1 hora 37 minutos
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