«A ritmo de fe» o la historia de Juan
La segunda producción cinematográfica dominicana de este año 2013 intenta enfocar el drama a través de un lienzo musical que constituye su gran aporte dentro del cinema nacional.
No es un musical, aunque sus números de bailes lo someten a un contexto particular que en muchas ocasiones es su gran ventaja.
La responsabilidad de este producto recae en su productor Martin Rosario, venuido del área corporativa y de Eudys Cordero, con experiencia en los musicales de corte cristiano para el teatro, los cuales han tenido una idea que puede ser aceptable en los términos de su propio planteamiento.
Eudys como guionista y productor, se ha apertrechado de un equipo de profesionales tanto en la técnica fílmica como en el baile para construir una historia que satisfaga a un público criollo que ya desea mirar otras propuestas cinematográficas locales.
Su premisa parte de la superación personal y la importancia de alcanzar los deseos profesionales. Con este apoyo argumental se cuenta la historia de Juan un talentoso bailarín de música urbana y de clase humilde que intenta superarse en el ambiente que se ha criado para llegar a ser un gran profesional del baile.
Su talento lo lleva a estudiar a una de las prestigiosas academias de la ciudad capital, pero su desenfoque de lo que quiere y su ímpetu personal, le hace tener ciertos fracasos.
Viviendo con su único familiar que es su abuela, Juan se impulsa dentro de un mundo de competencias y desánimos.
Este contexto argumental es manejado a través del ojo visual de José Gómez, cortometrista y quien se lanzó al ruedo de ficción con un primer trabajo en cortometraje titulado “Bajo la sombra de la sangre” (2005) y ayudado por la fotografía del profesional del lente Justo Cruz.
La experiencia de José hizo aportes imprescindibles en la narrativa visual de este filme, aunque ciertas posiciones estilísticas no llegaron a concretarse definitivamente dejando ciertas bajas en su puesta en escena.
No es fácil llevar dos momentos simultáneos como son los números de bailes y el drama de Juan y los demás personajes y situaciones.
La primera parte del filme se hace lento en la presentación de las situaciones y las distintas circunstancias de los personajes, mientras que su segunda parte fluye con más holgura.
A las escenas de baile le faltó más ritmo videoclipero y la parte del concurso final del reality show careció de impacto visual y contextualización mediática dentro del filme.
Estas situaciones desaceleran la visión global del filme y lo empujan hacia una puesta en escena aceptable, pero sin crear mucho aspaviento.
Lo interesante de esta producción es la valentía de haberse apoyado en caras nuevas y frescas que el público podrá apreciar como son las de Vladimir Acevedo, Laura Isabel Fernández, Loraine Bobadilla y Hayrol Abreu, ya con experiencias en el baile, simbolizan un excelente relevo dentro del cinema dominicano que hay que tomarlo en cuenta para próximas producciones.
De todas maneras me gusta este fabuloso riesgo cinematográfico y se nota una intención de hacer propuestas frescas y ejemplares que tanto necesita esta incipiente industria.
Félix Manuel Lora/CINEMA DOMINICANO
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