«Colours», colores lejanos (crítica)
SANTO DOMINGO.- “Colours” intenta ofrecer todo lo que posee como historia, aunque su situación contextual puede provocar algún que otro tedio por la manera en que sus protagonistas y situaciones se asumen como válidas dentro de un terreno que le falta mucho por equilibrar.
Su historia tiene como protagonista a Laura (Stephanie Liriano), una aprendiz de pintora que vive en un pueblo, y cuyo padre trata de imponerse ante los deseos de ella de convertirse en una reconocida artista plástica.
Aunque, independiente de esto, ella puede liberar esas ansias y se marcha hacia la capital junto a su esposo (Cristian Álvarez) para realizar su anhelado sueño. Allí es descubierta por unos marchantes de arte que ven en ella un potencial para exponer.
La idea de esta película es colocar a una soñadora en busca de superar los obstáculos que le impone, en primera instancia, su padre y luego aquellos que pululan entre los escenarios del arte.
La imposición del ojo del director pretende asumir, y así quiere que el público también lo asuma, es la credibilidad del propio arte de su protagonista que es empujada a triunfar, según el dictamen del guion, con su obra “Los Rostros sin Nombre”, un conjunto de obras que la artista pinta y subraya que ninguna de sus pinturas está aún terminada.
Y es aquí que parte de la credibilidad que el público tendría que asumir como buena y válida, no se sostiene por la calidad de las mismas. Pinturas amateurs que no consiguen revelar en el público la habilidad y talento de la artista, pero si llaman la atención en los personajes.
Lo demás es seguir convenciendo de la historia a través del trabajo de Stephanie Liriano que busca las mejores maneras de solventar su participación y dejar establecido su dedicación por un personaje que tiene, en todo momento, los ojos de los espectadores puesto en ella, y donde los demás personajes interpretados por Francis Cruz, Olga Consuegra, Uxio Lis, Zamantha Díaz, Luis Minervino y Pachy Méndez, se dispersan dentro de los distintos niveles de la trama.
Siendo una película de época (se supone que la historia ocurre en plena dictadura trujillista) su recreación se muestra sólo por detalles simplistas y no ofrece elementos importantes de la ciudad o en el discurso feminista que puede tener el personaje de Laura por la integridad que presenta quien, contrariamente, se enfrenta a la negativa de otra mujer personificado por Elvira Taveras como presidente del Consejo de Arte quien no reconoce su supuesto talento.
La fotografía y la música tratan de hacer una combinación para ofrecer vistas simbólicas de un contexto rural y de un Santo Domingo de época de los años 50. Aunque pueda que exista una incorrecta lectura en cuanto a la secuencia de apertura de la película cuya cámara se impone desde una panorámica aérea en sentido inverso a la introducción de la historia, puesto que su trayectoria es hacia atrás, como alejando al público del mismo plano de ubicación que están mostrando.
Su conclusión, -que debe ser el punto más emotivo de la historia por las revelaciones que se hacen-, llega también sin la debida preparación hacia el público de lo que va a experimentar en la escena final.
En términos generales “Colours”, con toda la sinceridad que su director Luis Cepeda la haya asumido, es como un trazo inacabado de una historia de amor, del arte y de la identidad personal.
Félix Manuel Lora/CINEMA DOMINICANO
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