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Wonka (crítica)

SANTO DOMINGO.- “Wonka”, en su versión de los guionistas Simon Farnaby y Paul King, este último como director, aprovecha la esencia de la obra del novelista, cuentista, poeta y guionista británico Roald Dahl que entre sus obras más populares se encuentran “James and the Giant Peach” (1961), “Matilda” (1988), “The BFG” (1982) y, por supuesto, “Charlie and the Chocolate Factory” (1964), para hacer una diferencia en su conceptualización como historia y estilo.

A diferencia de las otras adaptaciones de este libro de cuento como la versión de 1971 realizada por Mel Stuart, edulcorada con ingenuas estrategias existencialistas o la de Tim Burton de 2005, un tanto más sofisticada, pero anclada a elucubraciones de la esperanza de la clase obrera, la versión de Paul King (autor de las dos primeras entregas del personaje de Paddington) hace un retrato de la visión del joven Willy Wonka, llevándolo, a modo de precuela, a la historia de su objetivo principal que es convertirse en el mejor chocolatero del mundo.

Cambiando algunos enfoques, King reestablece la garantía de ofrecer un espectáculo familiar casi al estilo de Charles Dickens, pero sin llegar a la validación de la miseria, tan solo rozando los aspectos sociales de las ambiciones corporativas representadas en los adversarios de Wonka quienes desean destruir cualquier vestigio de los deseos de alcanzar en lo que ansía convertirse.

Realizada en una tonalidad de musical, aunque no se dibuja del todo, puesto que las canciones no tienen tanto peso como en otras películas del género, quizás, para no mezclar la idea de que el público pudiera estar viendo un producto Disney. De todas maneras, ellas están ahí como una condición de latir dentro del desarrollo de la trama.

En esta versión, hasta la justificación de la precuela, sirve para llegar a un público más joven con la presencia de Timothée Chalamet (diferente a Gene Wilder o Johnny Depp), quien provoca frescura en la historia y se desenvuelve dentro de un escenario que todo le favorece.

No obstante, su actuación no tuviera el brillo natural que destila si no tuviera el reforzamiento del trabajo de Olivia Colman, como la casera, el Oompa Lompa encarnado por Hugh Grant, o la presencia de Keegan-Michael Key, como ese policía corrupto y adicto a los chocolates.

La verdad es que “Wonka” es una pequeña maravilla que se desliza dentro de un panorama sombrío para las películas infantiles que cada vez están perdiendo el encanto y cuyo público no encuentra obras que lo motive a ver más allá de su propio deseo de disfrutar de una historia simple de ingenio e imaginación.
Félix Manuel Lora/CINEMA DOMINICANO

Título original: Wonka. Año: 202. Género: Fantástico. País: UK. Dirección: Paul King. Guion: Simon Farnaby, Paul King. Personaje: Roald Dahl. Elenco: Timothée Chalamet, Olivia Colman, Hugh Grant, Sally Hawkins. Duración: 1 hora 45 minutos

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Realizada en una tonalidad de musical, aunque no se dibuja del todo, puesto que las canciones no tienen tanto peso como en otras películas del género, quizás, para no mezclar la idea de que el público pudiera estar viendo un producto Disney. De todas maneras, ellas están ahí como una condición de latir dentro del desarrollo de la trama.
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Felix Lora

Felix Lora

Periodista, crítico de cine, catedrático e investigador

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