«Que León», negocios son negocios
SANTO DOMINGO.- Definitivamente estamos a merced de un mercado limitado y marcado por el producto comercial que pretende seguir conquistando un público que cada vez menos le importa apreciar una obra con cierta validez en cuanto a su argumento e interpretación.
Las comedias, aquellas que han anclado una audiencia criolla hacia una versión poco competitiva de lo que debería ser realmente el gag cinematográfico, continúa siendo hoy la solución para que esta misma audiencia no se aleje de las salas y toda esta estructura comercial, que se ha montado alrededor del quehacer peliculero criollo, no colapse.
“Que León” saca la ventaja de todo lo que se ha producido hasta el momento en el cine de comedia dominicano, orientando su objetivo en seguir ganándose la voluntad del público, pero sin ofrecer nada nuevo bajo el sol.
Puede definirse como la nueva tendencia comercial de la comedia dominicana con mejor factura técnica, pero que sigue apostando por las ganancias y unificando, dentro de su estructura actoral, a estrellas de la música, ex concursante de belleza, diva de la tv local y comediantes de la televisión que continúan gravitando en el panorama fílmico nacional.
La fórmula está marcada por el atractivo que ellos puedan tener frente a un público que los acepta sin más remedio y con las consecuencias de animarlos hasta que el argumento los siga convenciendo.
Esta comedia se sostiene en mayor parte con el trabajo de la dupla Raymond y Miguel quienes han agotado todo su arsenal tratando de extender toda su rutina hasta que los guiones que les ofrecen les permitan resolverlos con sus respectivas capacidades.
Ellos se envuelven dentro de una comedia romántica que se apoya en las figuras de dos jóvenes como es el cantante urbano Ozuna y la presentadora Clarissa Molina. Ambos sortean una historia donde sus personajes tienen que luchar con sus respectivos padres que no aceptan la unión romántica de ambos por pertenecer a distintas clases sociales.
Aderezado con algunos hits del propio Ozuna, el filme, evidentemente, apunta a satisfacer un mercado donde el propio intérprete se ha desarrollado con la convicción de que es un salto natural que un artista popular también se desempeñe en el terreno peliculero.
De esta manera se forja un producto que se encamina a luchar con las reglas comerciales de un mercado limitado, pero que gracias a su correcta distribución se expande por todo el territorio de las islas del Caribe.
Así continuamos probando fórmulas antiguas importadas para el género de la comedia local la cual elude la responsabilidad de mejorar su estructura argumental y actoral.
Félix Manuel Lora/CINEMA DOMINICANO
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