Historia de las publicaciones para la orientación cinéfila en el país
Dentro de la evolución de la crítica especializada en el país se han manifestado iniciativas de orientación hacia el público que han ofrecido, en diferentes medidas, tablas de salvación para la demanda en el aspecto informativo y en el objetivo de llevar una cierta calidad al público consumidor.
Es preciso señalar algunas publicaciones que cumplieron con la función informativa y educadora que todo medio debe desempeñar en pro de la dinámica de la cultura cinéfila. Entre las que se pueden citar tenemos “Arte y Cine”, fundada el 1ro., de enero de 1932 por Vicente Ortiz y Enrique Marchena.
En junio de 1942 Luís Miura Baralt y Eduardo Pellerano Sardá abrieron otra revista bajo el mismo nombre que circulaba todos los jueves. Un 28 de septiembre de 1945 se inició “Boletín del Circuito Rialto” que consistía en la publicación de la programación semanal de los cines de la empresa, acompañado de nota sobre el cine.
Otra publicación, sin ser técnica ni artística, también cumplió con una función orientadora en el aspecto de las reflexiones que se tomaban en cuenta frente al discurso cinematográfico. La conocida “Guía Moral del Cine” que editaba el Centro Católico de Orientación Cinematográfica en 1953, tomó muy en cuenta su función fiscalizadora basándose en los cánones auspiciados por la iglesia y reafirmada en el público a través de esta revista quincenal de cuatro páginas donde se reproducía la calificación moral de las películas en exhibición. En 1972 Adelso Ortega C., publicó, con una vida efímera, la revista “Celuloide”, otro producto que en cierta manera trató de cumplir con una obligación profesional dentro del área.
Pero en julio de 1973 apareció “Butaca92”una de las revistas más especializadas de la época que, bajo la dirección de Arturo Rodríguez Fernández y Efraín Castillo, trató de llevar un completo compendio informativo a través de sus estudios históricos, biografías y críticas de películas exhibidas en el país. En 1977 apareció otra publicación especializada llamada “Kinetos”, una revista del Grupo Meliés, bajo la dirección de Henry Striddels.
La publicación recibía colaboraciones de importantes firmas como las de Teófilo Barreiro, Guillermo Defilló, Luis Garrido Seco, Silvano Lora, Laura Pou, Max Pou, Víctor Ramírez Estrella y Carlos Sanlley Castro. El Grupo Cine Militante, que dirigía Onofre dela Rosa, también se manifestó con una orientadora publicación titulada “Rodaje” aparecida en 1975 y en cuyas páginas se estamparon las firmas de Rosa Naar de Valerio, Ramón Narpier, Tony Lendor, Teresa Brea, Alex Núñez, Josefa F. Quírico y Ramona Bourdier. Y en octubre de 1978, Onofre dela Rosa, a través del Instituto Dominicano de Arte y Cine (IDAC), editó “Fotómetro”, otra publicación surgida como producto de años de incentivar un cine dominicano acorde con las necesidades fundamentales del contexto dominicano.
La revista también reflejó el interés por la fotografía y la comunicación en general. A esta también se le une “Nuevo Cine” concebida y promovida en 1980 por el Comité Pro-Instituto Nacional de Estudios Cinematográficos (CINEC), en la que Rafael Portorreal, Gilberto Ramírez y Ricardo Beca, como encargados de la publicación, sostuvieron la convicción de que la orientación alternativa sobre los aspectos del cine también era otra oportunidad para ofrecer distintas visiones sobre el cine y su expresión comercial en República Dominicana.
En marzo de 1983 la Agencia de Servicios Cinematográficos S.A., logró poner en el mercado su revista “ServiCine”, una orientadora publicación dirigida por Arturo Rodríguez Fernández y Gustavo Turrul que pretendió tomar las características de sus antecesoras e introducir nuevas tonalidades en la parte informativa. Esta revista quincenal y distribuida en las salas de cine logró, en cierta manera, otorgar al público un producto de directa circulación dentro del propio espacio donde éste confluye para disfrutar del espectáculo fílmico.
Entre sus colaboradores se encontraban Armando Almánzar, Bienvenido Olivier, Agustín Martín y Jimmy Gómez. Para mayo de 1986 el Cine-Club Lumiére empezó a editar su folleto informativo “Fichas”, producido porla Comisiónde Educación de este cine-club, con el objetivo de orientar sobre diferentes aspectos del cine a sus miembros como al público en general, puesto que el folleto era vendido con un valor por suscripción anual.
Para 1997 circuló una particular revista de bolsillo denominada Cinecan, un producto que pretendió ofrecer a los cinéfilos, que la obtenían de manera gratuita en los circuitos cinematográficos del país, un servicio de orientación sobre los estrenos que cada semana llegaban a los cines del país.
Frente a la proliferación de espacios editoriales insertados en los distintos medios escritos de prensa, parecería que las revistas gratuitas sobre cine no tenían capacidad para insertarse en el mercado. Pero frente a este riesgo, en los finales de 2004 se produjo el surgimiento de un concepto más acabado de revista de orientación cinéfila denominado Popcorn, un magazín abarcador de temas, artículos, estrenos e información menuda sobre distintos tópicos de esta zona del espectáculo.
Bajo la responsabilidad editorial de Omar Reyes Brito y Alí González Alemany, este producto asume su función en el mercado para satisfacer los gustos de su público lector. Siguiéndole los pasos a este producto y con iguales puntos de significancia, se lanzó en abril del 2005 la revista Filmmag, una edición mensual de formato tipo “bolsillo” con informaciones sobre los estrenos de cine, noticias, novedades en DVD y perfiles biográficos.
Con la responsabilidad de José Alejandro Pereda y Joel Lizardo esta revista viene a redundar en las ofertas informativas para el sector cinéfilo del país. Este mismo concepto fue adoptado por los jóvenes Carlos Monagas y César Miguel que, en junio de 2005, publicaron la mini revista “Preview”, un producto editorial que también marcó otro punto de avance en el ámbito informativo sobre temas de cine para los amantes de este arte en República Dominicana.
En junio de 2010 sale a la luz pública en primer número de la revista Cineasta. Publicación editada por Pablo Mustonen y dedicada a reseñar lo más importante del ambiente del Séptimo Arte tanto internacional como del cine local. Y el diciembre de ese mismo año se pone en circulación el primer número de la revista Acción, producto que tuvo en sus páginas lo más actualizado en cuanto a las novedades presentes en los cines del país, argumentos de las películas en cartelera y entrevistas exclusivas con personalidades del mundo cinematográfico internacional y local.
A parte de estas publicaciones existen textos que sobre el cine se han publicado y que forman parte de la bibliografía presentada en el país que, aunque escasa, es lo único presente dentro de las publicaciones que sobre el área en República Dominicana. El fenecido crítico de cine Manuel Bernhardt publicó en 1953 un trabajo recopilatorio titulado “Apuntes cinematográficos” y Manuel Valdeperes publicó en 1957 “El arte de nuestro tiempo”.
Un libro de referencia obligada es el publicado en 1982 por José Luís Sáez titulado “Historia de un sueño importado” (Ediciones Siboney, 1982), un compendio general de lo que ha ocurrido en materia del negocio del cine en República Dominicana desde principios de 1900 hasta 1979. Sáez ya antes había publicado en 1967 su texto “Cine y Sociedad” y también produjo luego dos textos básicos para la enseñanza del cine en el campo universitario.
El primero es producto de los talleres sobre apreciación cinematográfica impartido enla Universidad Autónomade Santo Domingo (UASD) en 1974, titulado “Teoría del Cine: apuntes sobre el arte de nuestro tiempo” y “La prensa de celuloide: lecciones de periodismo cinematográfico”, publicado en 1983 por la editora dela UASD, texto básico para la materia de periodismo cinematográfico de esta universidad.
El crítico de cine e intelectual Álvaro Arvelo Hijo publicó en 1982 un texto recopilatorio de sus críticas de cine realizadas hasta esa fecha en “Comentarios de cine”. También el crítico de cine fallecido Humberto Frías hizo una recopilación de sus más importantes críticas en “La pasión de un oficio moderno”, publicado en 1987. Los conocimientos de Ángel Haché, en historia del arte e historia del cine, le permitieron publicar en 1989 el libro “Homenaje al cine blanco y negro”, una publicación formada en conjunto con los textos del crítico de cine Arturo Rodríguez Fernández, dibujos de diferentes filmes clásicos del cine mundial realizados por el propio Haché y un prólogo del crítico de arte Marianne de Tolentino.
Otro trabajo que contribuyó a la bibliografía dominicana fue el realizado por el crítico de arte Luís Beiro Álvarez en 2003, con una edición sobre varios artículos publicados en el Listín Diario entre el 2000 y el 2002 ala que adjunta un ensayo inédito sobre el cine mexicano y otro acerca del panorama sobre el cine dominicano.
Otras publicaciones que forman parte de esta exclusiva bibliografía sobre el aporte a la cultura cinéfila en el país corresponden al escrito por Lino Romero titulado «Cine, locura, y psiquiatría» (2002); «María Montez: su vida» (1992), obra escritta por Margarita Vicens de Morales, un exquisito libro biográfico sobre la artista dominicana que hizo carrera en Hollywood durante la década de los años 40. También cabe mencionar la publicación del libreto del filme dominicano «Un pasaje de ida» del realizador Agliberto Meléndez, edición de 1991 que contiene en su prólogo el comentario del propio realizador sobre la experiencia del rodaje que lleva copmo título «Así se batió el cobre».
Y dentro de este campo, las aportaciones también realizadas por quien escribe este artículo, Félix Manuel Lora, en cuanto al libro “Encuadre de una Identidad Audiovisual” (Valdivia Editorial, 2005), ha servido para establecer un riguroso repaso por toda la historia del audiovisual en República Dominicana, haciendo un subrayado especial en los acontecimientos de los últimos veinticinco años en esta materia, con la intención de hacer un aporte sustancial que vaya dirigido al rescate de la memoria colectiva de este quehacer cultural. También es de su autoría, el Catálogo de Cine Dominicano 1923-2011, el cual recoge todos las producciones fílmicas dominicanas de ficción y documental exhibidos en el país, trabajo realizado para el otrora Viceministerio de Asuntos Cinematográficos del Ministerio de Cultura.
Félix Manuel Lora/CINEMA DOMINICANO
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