Pantera Negra: Wakanda por siempre (crítica)
SANTO DOMINGO.- “Pantera Negra: Wakanda por siempre” no es de las mejores películas del Universo Cinematográfico de Marvel, ni tampoco revitaliza un subgénero que inicia su proceso de desgaste por lo más de una década explotando sus códigos y narrativa que ya son muy difíciles de mantener.
La nueva entrega del director Ryan Coogler, también director de su antecesora, trata de focalizarse en un camino que le ayude a satisfacer a los acólitos de esta nueva rama del UCM y destinar todo su metraje a equilibrar el sentido de la nostalgia y el homenaje.
Ayudado por un marcado interés del público de cómo se resolvería esta nueva entrega tras la desaparición del rey T’Challa (Chadwick Boseman), doblemente ausente, Coogler se dispone a manejar los resortes que conforman una historia cargada de emotividad, identidad y lucha de civilizaciones.
Ahora la reina Ramonda (Angela Bassett), debe defenderse de los ataques políticos relacionados a la posesión del vibranium, material imprescindible para el desarrollo tecnológico que los demás países quieren poseer, analogía a las apetencias de las grandes potencias por los recursos de los otros.
En este panorama se desarrolla también la figura de Shuri (Letitia Wright) quien debe tomar decisiones importantes que estén a la altura de su difunto hermano, al igual que M’Baku (Winston Duke) y Okoye (Danai Gurira). No obstante, es en Shuri donde se traduce la idea de la sucesión del poder, la reivindicación de ser Pantera Negra, pero también el futuro y el nuevo rumbo que Wakanda tendrá.
Pero el contexto bélico no se refleja tanto en la codicia de las demás potencias por el vibranium, factor que se plantea en el primer acto, más bien se decanta por otra poderosa razón y es la presencia de otra civilización submarina liderada por Namor (Tenoch Huerta) quien trata de defender a su pueblo de los habitantes de la superficie que merodean por sus dominios en busca de ese mismo recurso.
Con Namor se le otorga otro matiz a la historia pues el enfoque que hace Marvel y Disney, a diferencia del comic que su origen está en Atlantis, es que aquí se remite a México a los tiempos de las civilizaciones prehispánicas.
El origen de Namor es un origen de dolor y muerte, analogía de las invasiones realizadas por los conquistadores en estas tierras, cuya idea es manejada como de un dios mesoamericano que desea destruir a todo aquel que amenace la permanencia de su civilización.
Y es aquí donde busca la alianza con el pueblo de los wakandianos a través de la convicción de la reina Ramonda y la princesa Shuri para que se unan a su causa. Tras la negación de estas, Namor inicia una lucha que cubre gran parte del compendio de la historia que podría parecer que se trata más de Namor que de Wakanda, otorgando unas escenas de batallas convencionales dentro del contenido que siempre ha manejado Marvel.
De esta manera, las decisiones de Coogler quien junto a Joe Robert Cole construye esta historia con muchas partes en constantes conexión, reflejan la voluntad de flexibilizar la estructura narrativa para dejar espacios libres y así garantizar la duración de la franquicia.
Por eso es que señalo que esta historia no es una de las mejores, aunque el trabajo visual de Autumn Durald (Teen Spirit) quien también colaboró con Rihanna en “Lift Me Up”, canción hecha para la película, así como la composición musical de Ludwig Göransson (The Mandalorian), logran crear un aspecto melancólico a la historia, llevando su contexto estético a pensar en la soledad, el duelo y lo que representa mirar hacia el futuro.
Félix Manuel Lora/CINEMA DOMINICANO
Título original: Black Panther: Wakanda Forever. Año: 2022. Género: Acción/Aventura. País: USA. Dirección: Ryan Coogler. Guion: Ryan Coogler, Joe Robert Cole. Historia: Ryan Coogler. Elenco: Letitia Wright, Angela Bassett, Winston Duke, Danai Gurira, Florence Kasumba, Lupita Nyong’o, Martin Freeman, Tenoch Huerta. Duración: 2 horas 41 minutos
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