“Miriam Miente”, la otra cara del cine dominicano
SANTO DOMINGO. -«Miriam Miente», una producción cinematográfica con reflejo de la moral social, es la visión que Natalia Cabral y Oriol Estrada pretenden llevar a los espectadores, demostrando una vez más que el cine dominicano no solo es un subgénero de “comedias para toda la familia”.
Natalia tenía gran deseo de hacer cine, pero por la condición en que se encontraba la Escuela de Cine, Televisión y Fotografía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), esta decidió viajar hasta Cuba para iniciarse en el mundo del séptimo arte.
Al ingresar a la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV), en San Antonio de los Baños, Cuba, conoce a Oriol Estrada, oriundo de Barcelona, descubriendo que ambos tenían la misma pasión cinematográfica. Esto los llevó a ser más que compañeros de estudios, a convertirse en esposos y colegas.
“Nos dimos cuenta de que nos gustaban las mismas películas y poco a poco después de la graduación, intentamos trabajar un rodaje en España porque en ese momento vivíamos allá. Ahí inventamos un proyecto para empezar una película y hacer cine formal”, comenta Cabral.
Ambos ven la pantalla grande como un instrumento que no solo cuenta historias, sino da respuestas y soluciones a problemas sociales; un lugar donde el espectador no solo coma palomitas y beba refresco, sino que a través de sus filmes puedan sentir, pensar, conmoverse, reflexionar, e inclusive cuestionarse sobre lo que sucede a su alrededor.
“No queremos que las personas se vayan a su casa y se olviden de lo que han visto, sino que se les quede algo y aunque no se sientan cómodos ni entiendan, eso se vuelve a revivir después”, agregan los cineastas.
La historia
Transcurre durante la preparación de la fiesta de 15 años de Miriam, quien se ve en el conflicto de si llevar o no a su novio a la fiesta, el cual es de una clase social más baja que ella y de raza negra. Con mucho sacrificio su madre la inscribe en un colegio de personas adineradas, allí conoce a otra niña de su edad, Jennifer, quien a pesar de la diferencia social que existen entre ambas, llegan a ser grandes amigas.
En esta fiesta donde se supone que todo debe quedar perfecto, llega a su clímax cuando Miriam empieza a mentir durante los preparativos para ocultar su relación.
Sus creadores explican que esta película mostrará un conflicto ético, social y moral, un reflejo de la sociedad; es naturalista con problemas cotidianos e intensos, “pequeñas cosas que todos hemos vivido. La hipocresía que se presenta sobre todo porque en la cuestión de la competencia de las clases sociales, la vida material y las comparaciones”.
FUENTE: Carmen Guzmán y Susy Tejeda/LISTÍN DIARIO
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