La hora de la desaparición (crítica)

SANTO DOMINGO.- Tras su debut como cineasta con “Barbarian” (2022), Zach Cregger emerge como una voz singular en el horror contemporáneo. Mientras “Barbarian” exploró el horror sorpresivo en espacios cerrados; ahora con “La hora de la desaparición” (Weapons), se amplía ese enfoque hacia una narrativa coral más ambiciosa y emocionalmente compleja.
La historia se inicia con la inexplicable desaparición de 17 niños de la misma clase a las 2:17 a.m. en Maybrook, siendo Alex Lilly (Cary Christopher) el único niño que permanece. La comunidad, sobre todo la maestra Justine Gandy (Julia Garner), se convierte en el foco de sospechas mientras la policía inicia una investigación que queda en un punto vacío.
En cuanto a sus componentes formales el filme adopta una estructura no lineal y episódica, fragmentando la narrativa en seis capítulos centrados en diferentes personajes: la maestra Justine, el padre Archer (Josh Brolin), el policía Paul (Alden Ehrenreich), el director Marcus (Benedict Wong) y el alumno sobreviviente Alex, lo que permite explorar el misterio desde múltiples perspectivas, tratando de aparentar, quizás, que el poder no reside en la fuerza, sino en el control del relato.
Esto hace que la película centre su atención en varios focos temáticos como el trauma y la manipulación. De aquí se desprende el título simbólico que sugiere el uso de las personas como armas y cómo unos pueden ser instrumentalizados contra otros, cuestión que se va descubriendo en un giro esencial que ofrece la trama.
La película es un ejercicio de formalidad y ambigüedad simbólica: el horror no está en lo que revela, sino en lo que permanece indecible. Su mayor mérito es instaurar un espacio analítico donde el cine de género deviene terreno de la incomprensión y la introspección colectiva. Se evoca aquí lo que David Bordwell llama “narrativa dispersa”, donde la descontinuidad temporal produce varias implicaciones éticas.
Cregger exhibe una mezcla de horror atmosférico e incertidumbre psicológica, sostenida por una cadencia pausada que refuerza el clima de suspenso y amenaza, esto unido a la ambientación ´suburban gothic´ que contrasta con lo perturbador, generando una disonancia inquietante. Por eso, considero que este realizador se posiciona junto a figuras como Ari Aster y Jordan Peele, aportando una voz inquietante en el cine moderno de horror.
El montaje a cargo de Joe Murphy también de “Barbarian”, construye tensión mediante cortes abruptos entre perspectivas al estilo de la película “Magnolia” (1999) de Paul Thomas Anderson, y donde las insinuaciones refuerzan la atmósfera opaca y el horror sin resoluciones claras. Por eso Cregger evita lo obvio y rehúye a los discursos directos sobre violencia, política o pandemias, aunque si promueve alegorías a tiroteos escolares o fallos del sistema adulto.
Quizás pueda tener revelaciones insatisfactorias a través de un desenlace que no justifica toda la expectación, no obstante, su narrativa audaz tomando en cuenta la originalidad, el riesgo formal, la cohesión temática y técnica, junto con el valor añadido al discurso académico de la consternación, coloca a este director como “auteur del horror” el cual se inserta en el tren evolutivo del suspense contemporáneo.
Félix Manuel Lora/CINEMA DOMINICANO
Título original: Weapons. Año: 2025. Género: Terror. País: USA. Dirección: Zach Cregger. Guion: Zach Cregger. Elenco: Julia Garner, Josh Brolin, Alden Ehrenreich, Austin Abrams. Duración: 2 horas 8 minutos
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