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«La Barbería», corte, navaja y tijera (crítica)

SANTO DOMINGO.- “La Barbería” es una adaptación de la obra teatral escrita bajo el mismo título por Arimaniel Cruz y David Maldonado, y dirigida por Waddys Jáquez para el teatro New World Stages, del circuito de Off Broadway en Nueva York. Esta experiencia teatral es la que se convierte en este argumento cinematográfico conservando varios aspectos de las características de los personajes y la ambientación.

En esta se encuentra el personaje de Benny, el mejor barbero del Alto Manhattan, quien hereda un edificio y debe decidir si lo vende. Esta situación se convierte en un dilema para él, puesto que tendría que desplazar a varias familias de inmigrantes dominicanos.

Esta historia de diáspora dominicana en New York es una interpretación soñada de las aspiraciones de esos dominicanos que, aunque moldeados un tanto por la cultura norteamericana, mantienen ciertas identidades con la cultura criolla.

Idea que ha sido también expuesta en varias obras como el cortometraje de Freddy Vargas “Pinchos y Rolos” (2008), inspirado por la obra del mismo nombre de la autoría de la dramaturga Elizabeth Ovalle, o la obra musical “In The Heights” (2008) de Lin-Manuel Miranda ganadora del Tony al mejor musical que relata la historia del propietario de una bodega en el barrio de Washington Heights en Nueva York, que tiene sentimientos encontrados ante la idea de cerrar su negocio para jubilarse en República Dominicana.

En “La Barbería” Waddys construye un universo particular para verter en él a un grupo de personajes que se mueven dentro de un espectro dramático y cómico a la vez. La primera parte de la película sirve para introducir a los personajes de una manera caótica para, quizás, establecer el tono de la misma historia, la que está marcada por la intención de exagerar cada movimiento de ellos dentro del cuadro.

Teniendo a la figura central de Benny (Héctor Aníbal) como el sujeto con el cual cada personaje interactúa, como Sandy (Iván Camilo), El Bacha (Vicente Santos), Cheo (Miguel Bucarelly) o Leona (Georgina Duluc), la historia busca los reductos adecuados para definirse a sí misma como una comedia con ciertas características de irreverencia o casi ´kitsch´, como aquel estilo que asumió Pedro Almodóvar en sus inicios.

Waddys, quien posee un amplio prontuario en el teatro, dirige su opera prima por caminos recurrentes y dejando ver los entretelones del teatro en la construcción de los personajes que, quizás, es su mejor materia prima, pero a la vez su debilidad, puesto que sólo se alcanza a ver unos personajes que interactúan entre sí, pero que no se profundiza en los sentimientos y en las reales justificaciones.

Contrario a la puesta en escena en lo referente al diseño global de los aspectos de su producción escénica que se manifiesta muy adecuada sobre la idea de ese contexto urbano que es la propia barbería y todo lo que lo rodea. Por eso Waddys encuentra un punto de apoyo vital en la producción de Juan Basanta y Rafael Elías Muñoz quienes logran, junto a él, un resultado satisfactorio en estos términos tan significativos.

“La Barbería”, que reconozco huye de las banalidades y frivolidades de muchas comedias criollas, es un punto de partida para un estilo de definición y un sello de distinción que el propio Waddys Jaquez tendrá en sus próximos proyectos cinematográficos.
Félix Manuel Lora/CINEMA DOMINICANO

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Felix Lora

Periodista, crítico de cine, catedrático e investigador

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