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«El plan perfecto», imperfecto plan

Los afanes de Roberto Ángel Salcedo en hacer cine de comedia sin importar las incoherencias que se presenten en el camino, ya es parte de su sello creativo. Foto: Miranda Films

SANTO DOMINGO.- Los afanes de Roberto Ángel Salcedo en hacer cine de comedia sin importar las incoherencias que se presenten en el camino, ya es parte de su sello creativo.

No importa que sea ilógica o inverosímil, lo que interesa es llevar la comedia por el lado más fácil, de humorismo simple y llano, sin complicar las cabezas de una audiencia que no tiene más remedio de soportar, dependiendo del grado de interés que presente, las ocurrencias imperfectas contenidas en ella.

Roberto hace un nuevo ejercicio de inventiva de comedia para puntualizar lo que siempre ha descrito en sus anteriores filmes: el bobo con suerte, las situaciones confusas, los personajes estereotipos (el religioso fervoroso, el marido paranoico, el cabalístico, el negativo, etc.) que llenan un espacio narrativo que nunca llega a coordinarse en su totalidad.

La historia de “El plan perfecto” sigue la vida de seis compañeros de trabajo que laboran en un viejo almacén de Santo Domingo, y que por cuestiones de salud el dueño, se ve compelido a venderlo.

En esta situación recibe una oferta de compra en la cual las operaciones de dicho almacén cambian de administrador, comenzando a operar, de manera clandestina, un centro de acopio de mercancía ilegal, cuestión que les trae serios problemas a estos empleados, pues son perseguidos por la policía por interpretar que son parte de los negocios ilícitos del nuevo dueño.

Esta es la justificación para que Roberto, quien también se reserva uno de los personajes, lleve a empujones una comedia que no posee ni es más mínimo asomo de lógica.

Las explicaciones a tan desbaratado argumento no logran puntualizar varias cuestiones como cuáles eran los negocios turbios del nuevo dueño, porqué se les ofrece altas sumas de dinero a los antiguos empleados para luego obligarlos a punta de pistola a devolverlo, y otras cuestiones más que no van a resolver nada dentro de esta crítica.

Lo que me preocupa es que este tipo de comedias son las que más audiencia atrae, una señal del nivel de apreciación que posee ese gran público dominicano que se refleja en ese impreciso contexto de humor.
Félix Manuel Lora/CINEMA DOMINICANO

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