«Camino a Higüey», redescubrimiento de la devoción espiritual
SANTO DOMINGO.- La exploración documental posee varios objetivos y, entre esos, se encuentra el rescate de tradiciones, folclorismo e identidad cultural.
El presente trabajo producido por Larimar Films, con la dirección de Abinadab Alberto Reyes, titulado “Camino a Higüey”, es una documentación valiosa por los aportes de redescubrimiento de una de las tradiciones más arraigadas en el pueblo dominicano: la devoción a la Virgen de la Altagracia.
Recuerdo que un trabajo de este mismo tema fue el que inició nuestra cinematografía dominicana cuando Francisco Palau, en 1923, expone su filme “La Aparición de Nuestra Señora de La Altagracia”, cinta que reviste una importancia histórica por la iniciativa fílmica aportada en su momento.
El documental de Abinadab, con guión de Rolando Díaz y Gina Giudicelli, es un fiel retrato de la peregrinación de los Toros de la Virgen, una tradición que se celebra cada año y que reviste una importancia capital para los pobladores de Bayagüana, provincia de Monte Plata y de las distintas comunidades de la región Este del país.
El documental procura hacer un balance entre la peregrinación, los testimonios, experiencias de personas devotas de la Virgen.
Aquellas vivencias de vida son vertidas dentro de una estructura narrativa que no deja motivos para no compenetrarse en sus historias. Un relato de amor de largos años, una madre que vive agradecida por la salud de su hija, una sucesora que hereda la tradición del peregrinaje de su padre y un joven que ve la vida fuera de cualquier convicción de fe, son los motivos personales que buscan armar esta visión diversa de la espiritualidad.
La cámara de Peyi Guzmán, en unas ocasiones al mejor estilo documental y en otras al perfecto motivo comercial, le ofrece una estética responsable de cómo abordar el tema y sus circunstancias.
El trabajo fluye, se deja leer, se vive y se reflexiona, provocando diversas exaltaciones en un público que no se sentirá ajeno a lo narrado.
“Camino a Higüey” es un documental con un valor antropológico innegable por hurgar en un compuesto de la identidad dominicana y en un aspecto medular de su espiritualidad.
Félix Manuel Lora/CINEMA DOMINICANO
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