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“María Montez” o la idea de una actriz cuando llega a Hollywood

Celinés Toribio encarnando a María Montez en una escena de la peícula. Foto: Fuente externa

SANTO DOMINGO.- Después de un largo proceso mediático, un selecto público dominicano pudo apreciar, el pasado lunes primero de diciembre, del tan esperado filme biográfico sobre la actriz dominicana María Montez.

Esta idea que Celinés Toribio acarició por varios años se pudo concretar en una obra cinematográfica que ha dejado algunas preguntas en los pasillos por las mismas características que la particulariza frente a las demás del mismo tipo realizadas en el país.

En el cine dominicano el género histórico, y más cuando se refiere a algún personaje, ha producido unos cuantos títulos que, por lo general, no han sido satisfactorio ante el público.

“María Montez. La Película” intenta borrar ciertas experiencias poco gratas y estructurar un filme que cumpla con todos los requisitos que una película de época requiere.

Vicente Peñarrocha (Fuera del cuerpo, 2004), es el encargado de llevarla a buen término. Peñarrocha es un valenciano que  toma la historia donde la propia Celinés y el guionista  Alejandro Andújar han confeccionado para prefigurar a esta estrella dominicana que alcanzó la cima de la industria hollywoodense en los años cuarenta.

Entonces, ¿qué se puede contar en una historia que habla sobre María África Gracia Vidal, una pueblerina que soñaba con convertirse en actriz, alejándose de la veleidades de las demás niñas de Barahona, su ciudad natal, y que más tarde se convertiría en la primera actriz dominicana en llegar a Hollywood?

Los textos biográficos, los documentales y todo el cotilleo que produjo en aquellos tiempos, en sus años de actriz, conforman la base fundamental para la historia.

Por eso el filme posee un reto calculado, o al menos eso parece, de sintetizar varios pasajes de su vida y mostrar los vínculos sentimentales más importantes. Por ejemplo, el de su padre y el de su segundo esposo Jean Pierre Aumont.

Sus hermanas quedan relegadas a una simple muestra familiar, su madre gravita por momentos  y sus hermanos, ausentes totales.

Una vez dilucidado estos elementos circunstanciales, la narrativa apunta al objetivo primordial que es el triunfo de María Montez en Hollywood y las circunstancias que determinaron su éxito.

En este caso Celinés Toribio es donde hace su mayor esfuerzo, sin aparentar el físico, determina su actuación por hacer flotar la idea de la historia de una actriz latina que deseó llegar a la Meca del Cine.

Y es aquí donde, quizás, su empeño la traiciona. Celinés trata de empujar hacia lo máximo su histrionismo, pero ciertas inflexiones vocales y pocas expresiones dramáticas en su rostro, no llegan a la total convicción. Inclusive, quizás, la producción tomó la decisión de que ella hablara siempre en español, a pesar de que un detalle esencial era la fonética de María cuando hablaba sus parlamentos en inglés.

Su proceso de evolución como actriz solo es tocado a través de los afiches, periódicos y de la recreación de un par de filmes de su carrera. Una idea que funciona a medias. No obstante, dibuja un perfil constructivo de rápida asimilación.

Mas el nivel de producción es digno de subrayar. Posiblemente este sea, entre los títulos del género histórico producido en el país, el que más cuidado posee.

Luis Enrique Carrión en la fotografía y Juan Pedro de Gaspar en la dirección de producción, determina adecuadamente la visual y la recreación epocal, que sin detrimento de otros elementos de la mecánica estructural del filme, sacan a relucir una correcta producción en estos términos.

Actores y actrices como Paula Sánchez Ferry, Ginés García Millán, Maridalia Hernández, Ben Temple , Lionel Auguste, Cuquín Victoria , Adrián Más, Juan Fernández, Isabella Wall, Mariela Encarnación, Lizbeth Santos y Dominic Fuentes, confluyen dentro de un panorama donde la figura principal en Celinés.

“María Montez. La Película” puede observarse como un producto loable y digno de apreciarse en el contexto dominicano; aunque no toca todo el universo de esta actriz, asume una aproximación estilística de personificación e interesante dimensión histórico-biográfica.
Félix Manuel Lora/CINEMA DOMINICANO

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