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“7 Muertes”, poco misterio para un misterio

El director Gerardo Herrero pierde cierto rumbo al tratar de establecer una coherencia con los personajes y la historia convirtiendo su ritmo en una trayectoria monótona y pesada. Foto: Tornasol Films.

SANTO DOMINGO.- Curiosamente el thriller se aposa dentro del contexto fílmico dominicano, pero no de la mano de un realizador local, más bien viene de un extranjero, de un realizador español que, dentro de sus avatares, ha realizado y producido varios filmes importantes para la cinematografía iberoamericana.

Gerardo Herrero ha estado en las dos posiciones, la de realizador y productor. Como director ha tenido la oportunidad de ejecutar cintas como “Malena es un nombre de tango” (1995), “Frontera Sur” (1988), “El misterio Galindez” (2003), entre otras. En la producción ha sido responsable de cintas exitosas como “La boca del lobo” (Francisco J. Lombardi, 1988), “Guantanamera” (Tomás Gutiérrez Alea, 1994), “Krámpack” (Cesc Gay, 2000), “Machuca” (Andrés Wood, 2004) y “El secreto de sus ojos” (Juan José Campanella, 2009) que además fue ganadora de un Oscar para Argentina.

Santo Domingo se convierte en una ciudad oscura (aunque para la historia puede ser en cualquier lugar) para contar un relato que se interna en el personaje de Clara quien vive aterrorizada después de la misteriosa muerte de su novio y después la de sus padres.

La sospecha de esas muertes cae en Norman un famoso escritor que le dictaba sus novelas, puesto que está convencida de que son parte de una venganza metódica urdida en su contra. En esta desesperación recurre a Julián un periodista para descubrir los misterios de esas muertes.

Con un guión de Marisol Alonso y Guillermo Martínez, este último escritor de la novela en que se basa este filme titulada ´La muerte lenta de Luciana B´ publicada en 2007, esta producción avanza según los patrones del thriller, dejando ver demasiado los hilos que tratan de mover su trama.

Ya de este escritor argentino se había llevado a cabo la adaptación cinematográfica de otra de sus novelas titulada ´Crímenes imperceptibles´ de 2003 que se convierte en “Los crímenes de Oxford” (2008) dirigida por Alex de la Iglesia.

La película en cuestión toma el escenario dominicano para componer una trama reduciendo los colores y la luz tropical para asemejarla a esa luz nórdica de textura particular. Esto la convierte en un espacio casi simbólico más significativo que la misma acción de los personajes y de la historia gracias al trabajo en la cinematografía de Alfredo Mayo.

Al parecer, Gerardo Herrero pierde cierto rumbo al tratar de establecer una coherencia con los personajes y la historia convirtiendo su ritmo en una trayectoria monótona y pesada. Muchos surcos ambivalentes se hacen presentes en su discurrir aportando poco agarre para captar la atención del público.

Las aportaciones de la actriz Manuela Vellés como Clara, quien había hecho su primera aparición en el cine con “Caótica Ana” (Julio Medem, 2007), se muestra confusa en su actuación sin dejar que el mismo personaje pueda manifestarse profundamente.

Mientras que Juan Manuel Bernal, un veterano actor mexicano con larga experiencia en telenovelas y en el cine en cintas como “Cilantro y perejil” (Rafael Montero,1998)   u “Obediencia perfecta” (Luís Urquiza, 2014), responde a un patrón convencional, pero efectivo. El resto del elenco, incluyendo el dominicano, se muestra simplemente para cumplir una misión dentro del contexto argumental.

Esta cinta la considero una obra fallida dentro de la significativa filmografía de Herrero, por algo no todas las bolas se logran batear.
Félix Manuel Lora/CINEMA DOMINICANO

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